Los días pasan y cuando más se acerca la fecha límite de elección de un candidato, o elecciones, parece que, como apuntábamos hace ya unas cuantas semanas, Elsa Artadi, puede ser la aspirante a convertirse en la primera mujer que presida la Generalitat de Catalunya. Lo será, porque Puigdemont lo ha decidido, es una persona suya, de su confianza, que no del PDeCAT.
A esta posible solución, se ha llegado después de meses de negociación, propuestas de candidatos fallidos y pataletas del ex-presidente. Se habrá llegado - si se materializa- porque ERC no está dispuesta a seguir aguantando los delirios de grandeza de un candidato que lo mejor que ha hecho en su vida política es coger las de Villadiego y dejar desamparados al resto de compañeros de “viaje” en esto del procés. Aún así, en estos pocos menos de 20 días que faltan para cumplirse los plazos, aún se verán unas cuantas cosas que dejarán a más de uno con la boca abierta.
Junqueras está cansado y bastante desilusionado, pese a lo que digan, de cómo están transcurriendo los capítulos de un libro cuyo final no era el esperando. Lo mismo que el comportamiento de algunos de los de la colla de la República. Esto no ha sido como lo de Fuenteovejuna, más bien al contrario, algunos han jugado a salvarse ellos mismos. Mientras otros ven pasar los días encerrados en unas prisiones. La solidaridad en todo este proceso triste, solo se sustenta en el papel, la práctica es realmente muy surrealista, por no decir muy cabreante. La realidad supera en muchos casos a la ficción.
Estos episodios de desencuentros, con amenazas veladas de Puigdemont y su pandilla ha hecho reflexionar - públicamente no lo van a reconocer- a ERC, que se plantea a medio plazo ir despengádose, progresivamente, de Puigdemont, PDeCAT y la CUP. Los republicanos son conscientes que el rédito político, hasta ahora, lo ha conseguido para si Puigdemont, algo que les disgusta sobremanera, y más viendo como Junqueras sigue en prisión, con pocas posibilidades mediáticas, por su situación.
Las cosas pueden cambiar con la formación del nuevo gobierno, que aportaría tranquilidad a la ciudadanía, al mundo empresarial y a la UE. Incluso puede llegar a precipitar la salida de los presos políticos hasta la celebración de los respectivos juicios.
Algo se está fraguando en la trastienda. La vuelta a la normalidad institucional es una prioridad para ERC y una buena parte de la PDeCAT. Hay que estar atentos a estos movimientos y poco a poco las piezas del puzle empezarán a encajar. Tiempo al tiempo, ya falta poco.
“Nuestra sociedad ha llegado a un momento en que ya no adora al becerro de oro, sino al oro del becerro”, decía el escritor Antonio Gala
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