Una vez más, Puigdemont no ha querido esperarse al viernes y en la tarde de este jueves, ha designado como candidato a la presidencia de la Generalitat al independiente, Quim Torra. Reconocido independentista, persona de su confianza y con algunos tics de pocos amigos con los españoles, ¿los corregirá?, sería lo deseable, pero su supremacismo igual puede más que su sentido de país. Tiene la difícil tarea de gobernar para todos los catalanes. Es un reto que debería asumir. Si no lo hace, habrá perdido una gran oportunidad de recoser la fractura social de Catalunya.
Como adelantábamos en el artículo anterior, Puigdemont ha designado a un independiente para controlar él , desde el exterior, a una parte del gobierno y de paso vengarse de sus compañeros del PDeCAT. La cuota de gobierno que corresponde a ERC ni la va a tocar. No lo van a dejar los republicanos, pueden estar seguros.
La propuesta de incluir a cuatro independientes, contando a Quim Torra, es una sonora bofetada al PDeCAT, que aporta el mismo número de consellers, alguno de ellos bastante críticos con la dirección de su partido, caso de Albert Batet.
Elegir a Eduard Pujol como responsable de comunicación y portavoz del gobierno, es bastante temerario por su incontrolable impulsividad, aunque para los periodistas sus comparecencias va a resultar “jugosas. Artadi en Gobernación, dará juego y Laura Borras puede ser una incógnita
Con los nombres elegidos por Puigdemont, la verdad es que no alimenta en absoluto la esperanza de que la normalidad vuelva a la primera institución de Catalunya, ojalá me equivoque. Aquí de lo que se trata ahora es de normalizar la institución y devolver el 155 al gobierno de Rajoy, que creo que está deseando que esto ocurra.
El riesgo que se corre es que Torra ejerza de correa de transmisión de Puigdemont y continúa con el mantra de proclamar la República Catalana con el apoyo, en eso sí, de la CUP que ya ha manifestado su intención de abstenerse en la votación.
Esperemos que los dioses del Olimpo traigan la cordura a los que el Dios Puigdemont ha nombrado para gobernar Catalunya y no pensar que su destino en lo universal es Ítaca.“El enemigo más temible de la democracia es la demagogia”, decía el escritor francés del siglo XIX Alfred Croiset.
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