Malentendidos, prejuicios, estigmas

José Leal

Enfermedadmental


El gran impacto que tuvo “Internados: ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales”, publicado en nuestro país en el año 1970 cuando ya se empezaban a alzar voces contra las horribles condiciones en las que se hallaban las personas que sufrían un trastorno mental y los déficits en la asistencia psiquiátrica continuó con las siguientes obras de Enving Gooffman aunque estas fueran menos celebradas o conocidas. Es el caso de trabajos tan importantes como “La presentación de la persona en la vida cotidiana” y muy especialmente de “Estigma: la identidad deteriorada”. El autor señala que la sociedad categoriza a las personas en base a determinados atributos y que frente a un extraño, las primeras apariencias nos permiten prever en qué categoría se halla y cuál es su «identidad social». En muchas ocasiones un determinado atributo que lo diferencie de los demás puede convertirlo en un sujeto de poco interés y muy frecuentemente rechazado. “Dejamos de verlo entonces como una persona total y corriente para reducirlo a un ser infectado y menospreciado. Un atributo de esa índole es un estigma, en especial cuando produce en los demás un descrédito amplio”.


Sería lógico pensar que desde la publicación de dicho texto hace alrededor de 40 años hasta nuestros días, deberían de haberse producido cambios sustanciales hacia una sociedad más igualitaria y menos segregadora. No parece que haya sido así y no puedo precisar si Goofman expresó en su texto tanto la dificultad de erradicar los estigmas como la, al parecer, tendencia de las sociedades a crear nuevos de modo que siempre hay personas y colectivos sujetos a esa consideración de apestado, peligroso y temible. Estos últimos adjetivos son especialmente aplicables en estos momentos de tan altos sentimientos de inseguridad, algunos interesadamente creados para recortar libertades, como ya señaló Bauman.


Hay un sinfín de ejemplos del lenguaje en la vida cotidiana así como en los medios de comunicación que refrendan y refuerzan las existencias del estigma. A continuación, algunos de ellos tomados en noticias y comentarios sobre las mismas producidas en este verano.


1.- Corresponsal de TVE en Melilla en el informativo del 22 de Julio de 2016: “Incendio del monte Gurugú, refugio habitual de los emigrantes que intentan entrar a Melilla saltando la valla. Lo más probable es que el incendio haya sido causado por estas mismas personas para aprovechar la preocupación de las autoridades por la extinción del fuego, a pesar de que esa misma noche no se registró ninguna aproximación al vallado”.


Parece que el corresponsal ha olvidado citar la fuente de dicha información tal como señala el Diario el Mundo del mismo día: “Un sector de la prensa marroquí, sin embargo, apunta como posibles causantes a los inmigrantes que habitan en esos bosques a la espera de poder saltar la valla de Melilla”. (El mundo, 22 de Julio de 2016).


Si ponemos el énfasis en “un sector de la prensa marroquí”, podemos suponer cual, evidentemente no la más comprensiva con el problema de los emigrantes, la noticia tiene menos relevancia y menos valor estigmatizante hacia los inmigrantes que si se dice que el incendio haya sido causado por éstos.


Pero, que sepamos a ciencia cierta lo que ponen en peligro estas personas que malviven, si a eso se le puede llamar siquiera malvivir, no es el medio ambiente sino su propia vida y su propio cuerpo del que muchas veces quedan girones en los pinchos y concertinas según hemos tenido ocasiones de ver y, personalmente, de conocer en el propio terreno.


Si ponemos el acento en estos aspectos se refuerza el valor heroico de quien lucha por su libertad, por su desarrollo y de quien huye de la miseria, la guerra y la rapiña de sus dirigentes apoyados por los países europeos y otros imperios.


2.- Lo más probable es, dice el corresponsal de TV en Múnich, que el tiroteo en el que murieron nueve personas en Múnich el 25 de Julio sea producto de un "loco", o también "lobo solitario", nacido en Alemania aunque "de origen iraní". Dice el periodista que en uno de estos vídeos, grabado por un particular, se ve al atacante en la azotea del párking del centro comercial disparando. En el vídeo se oye gritar "soy alemán, soy alemán”. En otro vídeo que circuló por las redes sociales se escucha decir el autor del tiroteo que es alemán, que nació en el país y que vive en una zona con alto porcentaje de receptores de ayuda social. Según informaciones del canal privado de noticias n-tv, los vecinos describen al autor del tiroteo como un joven tranquilo que trabajaba ocasionalmente como repartidor de periódicos y con pocos contactos.


La vanguardia, 25 de Julio de 2016 “La Policía apunta a un posible caso de locura por lo que no habría relación con el Estado Islámico”.


Unos días antes, el 18 de Julio, “un joven afgano, solicitante de asilo y en familia de acogida, atacó con un hacha en un tren alemán. No se sabe si tiene conexiones islamistas o con el mundo de las drogas”. http://cadenaser.com/ser/2016/07/18/internacional/1468877063_275428.html

http://www.20minutos.es/noticia/2800269/0/hombre-ataca-hacha-tren-alemania/#xtor=AD-15&xts=467263


Unos días después, el 3 de Agosto de 2016 “en Londres un joven de 19 años con ciudadanía y pasaporte noruego aunque de origen somalí, ha atacado con un cuchillo a varias personas una de las cuales, lamentablemente, ha muerto”. El cronista dice que “el agresor no está vinculado al terrorismo islámico sino que su acción se debe a un problema de salud mental. El atacante de Londres es un noruego de origen somalí sin signos de radicalización”. "No hemos encontrado evidencias de radicalización que sugieran que el hombre bajo custodia está de alguna forma motivado por el terrorismo", ha aclarado Rowley, el jefe de la investigación. En este sentido, y a falta de que concluyan las investigaciones, las autoridades han apuntado a la salud mental del atacante como principal hipótesis”.
Leer más: http://www.europapress.es/internacional/noticia-atacante-londres-noruego-origen-somali-signos-radicalizacion-20160804131951.html

No sabemos si el origen al que se refieren estas noticias es el de nacimiento de los padres o de la persona que agredió ni si “alemán aunque de origen...” disminuye el grado de “alemanidad” o refuerza el origen de él o de los padres como posible explicación de causalidad. Cuando falla como explicación de un hecho dañino el origen, la religión o cualquier otra explicación, el recurso que puede explicar el hecho suele ser la existencia de un trastorno mental sin que haya ninguna razón para tal atribución. De este modo no es difícil hacer una lectura en la que si el agresor o transgresor es enfermo mental los enfermos mentales son agresores en mayor potencia que los demás, hecho que, evidentemente, no puede sostenerse de ninguna manera.


3.- Es casi evidente, porque lo sugieren estudios científicos, que la gastroenteritis masiva causada por las aguas minerales de una embotelladora en Catalunya sea debida a la contaminación de éstas por las heces de un emigrante africano que, no se sabe cómo, entraron en contacto con el agua prístina de las fuentes.


4.- También es muy frecuente oír a quienes han presenciado el asalto a un banco o un supermercado para llevarse la recaudación en caja y cuantos productos pudieron decir que podían ser “sudacas”, o “panchitos”, o “machupichus” (términos despectivos para señalar a algunas personas por su origen) porque aunque llevaban la cara tapada tenían la piel oscura y hablaban con acento raro. Si no sudacas podrían ser marroquíes por la piel oscura o tal vez rumanos.


Se afirma así, tal cual, aunque tanto el acento como el color de piel podrían ser atributos de muchos de nuestros compatriotas.


También hay noticias como ésta: “Bandas de rumanos arrasan el monte en busca de setas. ABC 17.11.2014 http://www.abc.es/sociedad/20141117/abci-robo-setas-201411152112.html


5.- Lo más probables, esto se distribuye por una agencia de noticias y lo recogen varios periódicos, es que el disparo de unos policías en EEUU al terapeuta negro de "un autista", (podrían, al menos, decir un joven con autismo) sea debido a los ambiguos gestos del terapeuta negro que desconcertaron a los policías y lo confundieron con el secuestrador de un ser indefenso. Al parecer el terapeuta negro o el autista levantaban y bajaban los brazos. En las imágenes de un vídeo se escucha explicarle la situación a los policías que lo apuntan y lo amenazan con disparar. "Sólo es un auto de juguete, no hacen falta armas. Soy un terapeuta ocupacional y él es un paciente que sufre de autismo", repitió una y otra vez Kinsey con voz clara y tono calmo.

http://www.eldia.com/el-mundo/balean-a-terapista-ocupacional-negro-que-asistia-a-un-paciente-151891


También podemos plantearnos que aporta a la noticia que el terapeuta sea negro así como llamar “autista” a un joven que, como bien señala su terapeuta, sufre de autismo.


6.- Es evidente, se dice, que los frecuentes incendios en Galicia sean debidos a locos pirómanos, enfermos mentales. En alguna prensa se puede leer “los pirómanos sufren un trastorno mental que necesita un seguimiento psiquiátrico”. O “los pirómanos son enfermos (mentales) a los que “les pone el fuego”.

http://www.hoy.es/v/20120404/sociedad/piromanos-enfermos-pone-fuego-20120404.html


7.- Tampoco es infrecuente escuchar decir que las personas que están viviendo en la calle sea por su mala cabeza, por haber optado por el vicio en lugar de por la virtud y que las familias jóvenes y no tanto que no han podido pagar sus deudas se lo tengan merecido, pobres, por haber estirado más el brazo que la manga y, desaprensivos, no hayan pensado en que pueden venir tiempos malos para los pobres y siempre buenos para los especuladores


8.- Tenemos un último, de momento, ejemplo de estigma que moviliza reacciones muy intensas porque, dicen, puede afectar a la supuesta seguridad de los países y contribuir a la decadencia de los valores de la sociedad occidental que, al parecer y por las leyes que están promulgando sus dirigentes en relación con la defensa de los Derechos Humanos, están ya muy debilitados.


Uno de los mayores “problemas” de este verano no ha sido la continuación de una migración desesperada desatendida y maltratada, el aumento de la pobreza, la vulneración de los derechos humanos en Turquía, las incendiarias declaraciones de Donald Trump, etc., sino el llamado despectivamente burquini que parece haber removido los cimientos de la sociedad laica que era Francia y también la de otros países de su entorno. Los múltiples comentarios también entre nosotros y toda la serie de opiniones que han venido detrás indican la persistencia de prejuicios respecto a aquellos cuyos comportamientos o hábitos son incomprensibles, algunos dicen inaceptables, en una cultura tan avanzada como la europea.


La escena fotografiada y distribuida por un sinfín de periódicos sin que haya generado el escándalo que, en mi criterio merecería, es la de una mujer tomando el sol en la playa de Niza que es conminada por cuatro policías hombres a desprenderse, mejor desnudarse, de una parte de su vestimenta, por la peligrosidad que significaba al poner en cuestión la laicidad del pueblo francés. Pareciera que en Francia no circulan por la calle sacerdotes y monjas con sus vestimentas y signos religiosos. Aquí sí.


Y en nuestro país se han oído voces llamando al uso de tal prenda una “exhibición grosera de una posición religiosa”. No estar de acuerdo con este tipo de hechos no ha de hacer pensar que son un peligro público ni justifica intervenir con la violencia con que los cuatro policías hombres acosaron a la mujer francesa de religión musulmana, que es distinto que decir a la mujer musulmana de nacionalidad francesa. ¿No cabe pensar que ese comportamiento es producto de la islamofobia o del miedo a un rasgo del otro, su religión, que lo estigmatiza?


Felizmente el Tribunal Supremo de Francia ha reconocido el inaceptable recorte a la libertad que significa prohibir a una mujer ir a la playa con la indumentaria que considere más adecuada. A pesar de ello parece ser que en la próxima campaña electoral en Francia este tema será objeto de debates y enfrentamientos. Es difícil no pensar que detrás de ello hay intereses que fomentan el estigma en base a criterios de religión o creencia lo que estaría expresando un debilitamiento de la pasión del pueblo francés por la libertad, la igualdad y la fraternidad, tal vez influido por las dolorosas agresiones que han recibido en su territorio en fechas recientes y con cuyos sufrimientos nos hemos sentido solidarios.


Es cierto que todas estas cuestiones que vengo expresando son de una muy alta complejidad y que es difícil y riesgoso un abordaje rápido si entendemos que el estigma y sus efectos, entre ellos la discriminación, no se produce por un factor o atributo aislado, -racismo, clasismo, género, condición de salud, etc.- sino por distintos factores que se van entrelazando y variando según en qué contexto estén. Pero el resultado es siempre la negación de la rica identidad del sujeto, el encorsetamiento en una identidad menguante o la reducción a cifras y su conversión en una masa.


Aceptar la diferencia es siempre difícil. Ello es debido al gran número de malentendidos, sobreentendidos y prejuicios que recaen sobre aquellos que son más débiles y/o están en minoría y que parecen ser vividos como atacantes del aparente uniformismo en el que se nos quiere meter. La amenaza no viene de la diferencia sino de los efectos de la injusticia y de los malos tratos históricos sobre los pueblos y grupos oprimidos por culturas y sociedades aparentemente más avanzadas. Quienes, por ejemplo, se escandalizan del uso del bañador integral para mujeres musulmanas, quizás no muestran la misma intensidad para denunciar la existencia de vallas, muros, hambrunas, expolios, muertes y otras injusticias que se producen cada día ante nuestros ojos. Es más escandaloso y atentatorio, al parecer, una mujer en la playa vestida con la vestimenta que le “impone” su religión, su cultura, la presión social de su grupo de pertenencia o su libre deseo que los miles de vidas que cada año se quedan en las aguas del Mediterráneo, en las fronteras de Méjico con Estados Unidos o en desiertos que no están tan lejos de nosotros y cuya visión diaria parece dejarnos ya insensibles como si esas vidas que se siegan no estuvieran destinadas al disfrute de la existencia con tanto derecho como las nuestras.


El otro, diferente a nosotros, nos inquieta porque nos pone en contacto con lo desconocido que hay en cada uno y de cuya angustia nos libera colocar lo malo en él y sustentar dicha posición en un rasgo al que queda reducida su rica identidad y que borra los otros muchos rasgos que configuran un ser de una riqueza y complejidad de la que cada sujeto es poseedor.


Algo hay que hacer cuanto antes para que ser persona con algún trastorno mental, ser marroquí, subsahariano, rumano, mujeres rubia del Este, negro, sudamericano, migrante e incluso usuario de los Servicios Sociales y no digamos de los Servicios de Salud Mental no sean atributos, aunque algunos sean temporales, que conlleven una marcan en el sujeto (el estigma era en origen una marca física que se gravaba sobre el cuerpo para señalar su condición de sin derechos y de rechazable) que lo aboque al rechazo y la marginalidad.


Es imposible, pero también innecesario y empobrecedor, erradicar la singularidad de los sujetos. Es posible, además de necesario y enriquecedor aceptar las diferencias, verlas con curiosidad como fuente de crecimiento y disfrute. Quizás ese sea uno de los importantes retos que tenemos ante nosotros. “El far es lluny, en un paratge agrest/d'una bellesa abrupta, colpidora. / Resulta molt dificil arribar-hi; /pero compensa de l'esforç”, dice un poema de Martí i Pol en el “Llibre de les solituds”.


Fue el filósofo, poeta y místico sufí, Ibn El Arabí (Murcia, 1164- Damasco, 1240) quien escribió en su magnífico “El intérprete de los deseos”: “ hubo un tiempo en el que rechazaba a mi prójimo si su fe no era la mía./ Ahora mi corazón es capaz de adoptar todas las formas:/ es un prado para las gacelas y un claustro para los monjes cristianos/ templo para los ídolos y la Kaaba para los peregrinos/ es recipiente para las tablas de la Torá y los versos del Corán./ Porque mi religión es el amor./ Da igual a donde vaya la caravana del amor/ su camino es la senda de mi fe”.


También para quienes hemos optado por una forma de vida y una ética laica son válidas estas palabras que hablan de respeto, de aceptación activa del otro, de la disposición a la acogida, sea cual sea su estado, condición o rasgo. Son válidas para quienes hemos optado por el predominio de la lógica de la ciudadanía, en la que cada sujeto vale tanto como el otro, frente a la lógica de la pertenencia en la que el sujeto es más o menos valioso en función del grupo al que pertenece, se le supone o se le asigna.


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