Cuando llegan unas elecciones, la maquinaria de los partidos políticos se ponen en marcha. Los hay con dinero y los que andan a dos velas. Estos últimos suelen recurrir, más que otros, a los militantes de base, máximo si la formación es nueva y la ciudadanía solo conoce al líder mediático-. En Podemos, el partido nacido de la imagen televisiva, con gran predicamento en las calles, sin dinero para campañas electorales -excepto la dirección nacional-, los curritos de a pie se han roto la cara -hasta han puesto dinero de sus bolsillo- para apoyar a sus candidatos a los parlamentos autonómicos, nacional y Senado. Los elegidos, gracias al trabajo de sus compañeros que han pisado la calle como nadie y, evidentemente, a los votantes y al partido. Pero, algunos, cuando pisan las alfombras se codean con la "casta", ganan un magnífico salario y gozan de privilegios como el resto de sus señorías, se olvidan de sus compañeros de partido y hasta piensan que el cargo es propiedad suya, cuando nadie los conocía.
Ahora en Catalunya se impone sin rechistar a los militantes las decisiones de Madrid, no las del gobierno, sino las de Pablo Iglesias. ¿No era la pirámide invertida el principio de los bolivarianos? Hay que pactar con los Domènech, Nuet, Laia Ortiz y compañía, pese a la oposición frontal de las bases a la confluencia, como quedó patente en la "consulta" que mayoritariamente dijo NO. Albano Dante Fachin, -al que he criticado en más de una ocasión- va, se planta y dice que no a las órdenes de los de arriba. Me parece muy coherente su actitud de ponerse al lado de los compañeros de bases que tan poco cuentan para el aparato de Pablo Iglesias y sus muchachos. Se sienten utilizados como mano de obra barata, pero se niegan a ser esclavos de los "jefes". Si Fachin aguanta, se habrá ganado el respeto de la mayoría honesta de su partido, no de los aprovechados sin escrúpulos, que los hay, como se está viendo.
Todos estos días sigo con mucha atención los movimientos de uno y otro para intuir como puede terminar este culebrón. Siempre he tenido claro que Pablo Iglesias no se iba a quedar con las manos cruzadas. ¡Menudo es el ególatra! Y, la venganza está servida a través de los diputados y senadores de Podemos Catalunya. Ahora estas figuras que se creen dioses, quieren también la "confluencia" con los Domènech y compañía y amenazan con hacerlo público. Eso quiere decir que, sus señorías se saltan la opinión de los militantes y la decisión de la ejecutiva catalana de su partido. Vamos, que han traicionado a los que han trabajado como burros, es decir, a las bases de su partido. ¿No son estas soberanas? ¿Qué respeto tienen su señorías a las opiniones de los militantes? ¿Para qué sirve la consulta realizada y en la que ellos también participaron? ¿Son las bases solo un instrumentos de las ambiciones de los ungidos por la gracia del divino Pablo? ¿Por qué se hace lo contrario de lo que se predica?
"La historia de la ética es un triste relato de ideales maravillosos que nadie cumple" decía Yuval Harari. ¿Ni siquiera los que se llaman los representantes del pueblo?
La historia nunca es como empieza, sino como termina. Es la hora de la rebelión de las bases como hicieran Pablo Iglesias, Echenique y Cia, contra "la casta" a la que tanto han criticado. Eso sí, camuflado de "pueblo", con un discurso populista y una falsa modestia que comparte con su "compañera" portavoz.
Seguiremos comentando….
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