Europa y medio mundo estaban pendientes, este domingo, de las elecciones francesas. No eran unas más, no. La posible victoria de Marine Le Pen ponía los pelos de punta. Finalmente, Macron, un liberal procedente de las filas socialistas, ha sido capaz de alzarse con la victoria y Marine Le Pen ha quedado segunda. Mientras que los partidos tradicionales han sufrido una dura derrota. El voto útil de los franceses con el objetivo de no dejar ganar a la populista y antieuropeísta Marine ha influido en este castigo sin olvidar, tampoco, el descontento de la ciudadanía con los socialistas y el hasta ahora presidente de la República, Hollande.
Europa ha respirado tranquila con la victoria de Macron, un político que durante toda su campaña ha manifestado su voluntad de seguir perteneciendo a la UE y potenciar la presencia de su país en la misma. Macron puede liderar las reivindicaciones de los países del sur de Europa: España, Italia, Portugal y la propia Francia, frente a los privilegios de los países del norte. La alianza de los cuatro países puede ser un hecho frente a la Alemania de Merkel.
Macron, un economista de prestigio, y un político liberal sin partido, que ha bebido de las fuentes socialistas, tiene el mandato popular de la creación del nuevo gobierno francés. Sin la estructura clásica de un partido, ¿quiénes van a ser los elegidos? El pasado mes de marzo, el ahora presidente, hablaba de que si ganaba las elecciones haría un gobierno de concentración nacional, con paridad en su composición. Ha dejado claro que Francia necesita caras nuevas, lo que despeja la idea de contar con exministros socialistas que le han dado su apoyo en esta campaña.
Una Francia integradora, abierta y solidaria ha sido la que ha apostado por Macron frente a una Marine populista, excluyente, antieuropea, racista y clasista que ha sabido aprovechar las consecuencias de los efectos de la crisis en una parte de la población francesa, la que más la ha sufrido -sobre todo la rural- para hacer un discurso xenófobo, de confrontación y poco realista que ha calado en esos cuantos millones de franceses que la han votado.
La victoria de Marine Le Pen hubiera significado el principio de la ruptura de la UE, los conflictos religiosos, étnicos y políticos. Ahora, la líder del primer partido de la oposición ha anuncio cambios en su partido al no haber alcanzado el 40% de los votos a los que aspiraba.
Europa respira tranquila y puede significar el inicio de volver al lugar que le corresponde a la ultraderecha europea.
Escribe tu comentario