Los alumnos de las autoescuelas son los más perjudicados de la huelga de examinadores
La Asociación de Examinadores de Tráfico (Asextra) está en huelga por falta de personal y por el deterioro de las condiciones laborales y salariales. Los examinadores reclaman 240 euros más al mes para hacer de su profesión un oficio más atractivo para la gente.
La Asociación de Examinadores de Tráfico (Asextra) convocó para hoy una huelga de examinadores en toda España. Estos se han desplazado masivamente a Madrid para manifestarse a las puertas de la Dirección General de la Función Pública. La jornada ha acabado con la convocatoria de 20 días de huelga y la suspensión de 29.000 convocatorias para los exámenes teóricos de este verano.
Los examinadores quieren hacerse oír y transmitir una situación que han calificado de “asfixiante” por el “silencio absoluto” del Gobierno. 620 de los 700 examinadores que están en activo se han sumado a la huelga que cuenta con el apoyo de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF).
En otoño de 2015, empezó una huelga de 29 días por el incumplimiento de las promesas de la Administración. La plantilla está congelada desde el año 2013. Reclaman 240 euros más al mes.
BLOQUEO EN LAS AUTOESCUELAS
El problema está en los examinadores y no en las autoescuelas. Pero estas se ven completamente afectadas por las huelgas. En verano es cuando tienen más demanda para subir a examen y son incapaces de responder a ella de manera efectiva.
No es un problema nuevo. Desde hace dos veranos, las autoescuelas de toda España no funcionan bien en la época estival. Los alumnos quieren subir a examen en junio y julio, pero las autoescuelas no les garantizan poder hacerlo.
No importa que sean pequeñas autoescuelas o franquicias. El problema les salpica a todas. Uno puede hacer prácticas y estar preparado para verano, pero no puede subir a examen. Dinero y tiempo perdido para muchos alumnos que ven como única solución presentarse en septiembre u octubre.
“En septiembre habrá mejorado”, les aseguran a los alumnos. La demanda es demasiado alta para la falta de examinadores existente. Los alumnos no se fían.
Algunos tienen suerte y consiguen subir a examen. Es el caso de Andrea Ruisánchez, una barcelonesa que recibió la convocatoria de examen dos veces en junio. "Ir al examen comporta perder toda la mañana de trabajo, estudios o prácticas". Ella asegura que los examinadores saben de antemano cuántos alumnos van a subir, por lo que tendrían que asignar horas concretas y no hacer perder el tiempo a la gente. "Además, una vez consigues hacer el examen práctico, se palpa el descontento de los examinadores. “Van con prisas y sin ganas”.
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