Jordi Sànchez, el señalador de diputados

Carmen P. Flores

Jordi sanchez

El presidente de la ANC, Jordi Sànchez, durante la Diada 2017


Hay una canción de Alberto Cortez con un estribillo que dice: "A partir de mañana empezaré a vivir la mitad de mi vida". Los organizadores de la manifestación independentista de esta Diada solo canturrean "a partir de mañana…" como el cambio de la vida política e institucional de Catalunya. Ellos piensan que esto va de apagar el interruptor de la luz por la noche y cuando se levanten, le vuelven a dar y todo ha cambiado gracias a la barita mágica del Mago Merlín Jordi Sànchez, la marioneta cuyos hilos mueven otros.


Esto no va así y Jordi Sànchez, el demócrata que se siente valiente delante miles de seguidores y proclama: "no os escondáis detrás del ruido parlamentario para rehuir las urnas", señala a Arrimadas, Coscubiela, Iceta y García Albiol como malos catalanes. Esto me recuerda a los nazis cuando señalaban a los judíos poniéndoles carteles que los identificaban como apestados y los llevaban a los campos de concentración. Me parece de una irresponsabilidad, una chulería y una actitud antidemocrática intolerable.


El presidente Sànchez, que se pasó los tres días del debate de ruptura en el Parlament dando instrucciones y haciendo declaraciones a los medios de comunicación como si fuera un electo -¿quién lo ha votado?-, se toma una serie de licencias impropias de su cargo en la ACN y de su ex cargo del Síndic de Greuges. ¿Imparcial?, ahora me genera dudas, dado su talante "dedocrático". Lo que sí conozco es que no recibía a todas las personas que solicitaban hablar con él en virtud de su cargo. ¿Distinción también de castas?


La división, los carteles de buenos y malos catalanes, o patriotas como les gusta decir, no debería enorgullecerlo, máximo cuando se han cargado el Estatut y la Constitución.


Se habla del número de participantes en la manifestación, con cifras diferentes dependiendo de la fuente, pero en esos números no se cuantifica el número de niños que asisten a la misma. ¿Por qué? ¿Es pedagógico que a una manifestación independentista o de otra ideología se lleve a niños? Los niños solo deben estar presentes en actos festivos, no ideológicos. No me parece bueno para la formación de los mismos. Alguien debería pronunciarse sobre el tema.


Hablar de independencia, de opresores españoles, de libertad, traidores o explotadores no creo que sea un buen sistema educativo, más bien todo lo contrario. ¿Qué tipo de sociedad estamos construyendo? ¿Cómo serán estos niños en el futuro? Ahí lo dejo por si alguien, con más conocimientos en la materia, quiere reflexionar.


Jordi Sànchez se ha pasado siete pueblos cuando, con ese fanatismo sectario que le caracteriza, compara a España con Turquía. Y ya que sabe dónde están las urnas, ¿por qué no lo dice? Y, claro, que asuma las consecuencias. ¿Lo va a hacer?, seguro que no.


A partir de mañana..., como dice la canción. 

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