Esto del procés ha sido tan largo y tedioso que al final uno agradecía algo de Pérez Prado en el horizonte, y los chicos de la CUP empujaron a sus mayores a saltar a la pista parlamentaria y marcarse un mambo republicano, al que solo le faltó la batuta del gran Xavier Cugat.
La pieza, fielmente interpretada por la orquesta Puigdemont, concluyó entre aplausos de los bailarines y del numeroso público que acudió a la fiesta. El domingo hubo segunda parte, y allí en plena calle el que triunfó fue el pasodoble, en el que Paquito el Chocolatero fue el rey de la fiesta.
Uno piensa que el España cañí le iría más a la ocasión, pero no, los miles de asistentes se inclinaron por la pieza que ha hecho inmortal a Gustavo Pascual Falcó, su autor, pero sobre todo a su cuñado Francisco Pérez Molina, más conocido en su época como "Paquito el Chocolatero".
¿Qué viene a continuación en este repertorio inmortal? Pues parece ser que algo más clásico, por ejemplo Wagner y su genial Cabalgata de las Walkirias, con la que un Fiscal con cara de mala leche piensa echar adelante el baile de los banquillos, una pieza muy seria que se escucha tradicionalmente con los bailarines sentados.
Luego ya se verá, depende mucho de cómo reciba el público esta última pieza, ya que con una campaña electoral encima, nos puede pasar de todo. Desde que Miquel Iceta nos recuerde a Freddie Mercury emulando a Chiquito de la Calzada, hasta llegar al éxtasis de Trapero cantándonos "Mi cargo me lo robaron" a capella desde el Auditorio de Soto del Real.
Aquí, como pueden comprobar, de lo que se trata es de mostrarnos alegres y pacíficos. Y no será este periodista el que les enmiende la plana a los políticos que ya tienen bastante con la que nos han liado a todos.
Escribe tu comentario