Pujol, el mago de la política catalana durante tantos años y muchas cosas más como se ha demostrado, solía decir, en privado, que la cuerda con el Estado había que tensarla, pero nunca romperla. Así lo hizo durante todo el tiempo que duró su reinado político. Sus discípulos, solo han aprendido la primera parte de la estrategia - algunas cosas más también-, la segunda, con la vanidad por la nuves, han pasado de ella. Así se ha llegado a la situación actual
Cuixart, Sánchez y Forn, en su comparecencia ante del juez del Tribunal Supremo, Pablo Llanera han renunciado a la DUI. Es más, Sánchez y Forn han a manifestado su intención de dimitir como diputados si JuntsxCatalunya, su partido optarán por la declaración unilateral
Mientras esto sucedía en Madrid, en la sede del Parlament, la presidenta en funciones, Carmen Forcadell comunicaba su intención de no optar de nuevo a presidirlo de nuevo y defendía que quién le sustituya debe ser una persona que no tenga procesos judiciales. Un claro y explicito mensaje a Puigdemont que se está aferrando, por encima de todo, a un clavo ardiendo.
Joan Tardá, en declaraciones a los medios de comunicación decía que "hay un bien superior que consiste en que haya gobierno en Catalunya” . Esto para el republicano está por encima de Puigdemont y del propio Junqueras. Con la claridad que le caracteriza el político de Cornellá ha dejando en su justo punto las intenciones de su partido, pese a la opinión de Marta Rovira que una vez más está siendo desautorizada por el reciente acuerdo con el ex-presidente huido.
El posicionamiento público de dos personas significativa de ERC y las declaraciones de los encarcelados han de hacer reaccionar al PDeCAT para forzar la renuncia de Puigdemont y dejar el camino libre a la formación del nuevo gobierno. El tema no tiene ya demasiado recorrido. El partido de Marta Pascal debe coger las riendas del grupo parlamentario de su propio partido y designar -no hay mucho donde hacerlo- a la persona que ha de ser elegida. Puede ser una persona desconocida, también lo era Puigdemont. Eso sí, con sentido común y con ganas de sacar al país de la crisis en que se encuentra inmerso.
Puigdemont que haga un penúltimo favor a Catalunya: que renuncie, porque está muy claro que no va a ser presidente, por varios motivos que no hace falta explicar. Así de fácil.
Decía Albert Einstein que: “ Los problemas que tienes hoy, no pueden ser resueltos pensando de la misma manera que pensabas cuando los creaste”.
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