Nacho Ruiz: "Participar en el Mundial de Blind-Tennis de Birmingham ha sido una gozada"
CatalunyaPress habla con este deportista sordociego para saber cuáles son sus mayores aspiraciones deportivas y cómo es su día a día
Nacho Ruiz (Madrid, 55 años) vive en Logroño y es sordociego. Una diabetes y un descenso desde los Pirineos dejaron sus dos sentidos marcados de por vida. Sin embargo, los obstáculos sirven para saltarlos, y eso es lo que hizo Nacho.
La pérdida de visión no le impidió retomar una de sus aficiones, el tenis, solo que adaptado a su discapacidad. Precisamente, el madrileño afincado en Logroño ha disputado recientemente el campeonato del Mundo de blind-tennis en Birmingham (Reino Unido), donde ha logrado una quinta posición y ha concecido una entrevista a Catalunyapress.
- Vienes de conseguir un quinto puesto en el Mundial de blind-tennis. ¿Cómo has vivido la experiencia y cómo valoras este resultado?
Este era mi primer Mundial porque llevo jugando un par de años. Me enteré que había el campeonato hace un año y medio y me empeciné en que quería ir. Al final, a base de jugar torneos en España y conseguir buenas posiciones, pude ir, y fue una aventura, una gozada. He sentido miedo, responsabilidad, ganas de hacerlo. La experiencia ha valido mucho la pena.
Sobre el quinto puesto, a nivel deportivo lo valoro normal. He quedado en medio de la tabla porque éramos diez en el grupo. Sin embargo, a nivel personal ha sido excepcional. Me ha valido más a nivel personal como experiencia y como vivencia que a nivel deportivo. Todavía tengo mucho que mejorar y que aprender.
- ¿Has viajado solo o existe algún tipo de federación para esta modalidad de deporte?
En España existe una federación de tenistas con los 30 o 40 que jugamos habitualmente, pero la propia asociación no tiene medios económicos para dotarnos de este tipo de campeonatos, por lo que cada uno nos buscamos la vida con patrocinadores y demás. Eso nos ayuda a sufragar los gastos, aunque nunca se cobrará al 100%. Espero que en breve la federación de tenis nos reconozca de alguna manera, pero son pasos a los que hay que llegar poco a poco.
- ¿Cómo se está desarrollando el blind-tennis en España?
Despacito. Es una modalidad que lleva funcionando en España desde hace unos diez años. Tuvo unos inicios un poco raros porque hubo una empresa que se ofreció a promoverlo pero las cosas no funcionaron y se tuvo que empezar de cero después de la pandemia.
Vamos poquito a poco pero y se están consiguiendo muchas cosas. La federación catalana y la madrileña ya lo reconocen y estamos dentro del tenis adaptado, en La Rioja a mi me reconocen como entrenador porque hice un curso de esta modalidad, pero todavía no tenemos un reconocimiento total. En el blind-tennis tendremos unos 60 jugadores, y que jueguen torneos habrán unos 25 o 30 en toda España. La promoción que tenemos es a través de ONCE, quien nos ayuda a dar a conocer este deporte para que vaya a más.
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- ¿Qué es lo que más te motiva de este deporte?
Primero, la satisfacción personal de volver a jugar al tenis, porque yo dejé de jugar hace nueve años por la pérdida de agudeza visual. También me motiva abrir la puerta a la gente que viene detrás mediante ONCE. Así se da otras opciones a la juventud que viene detrás, que tienen opciones pero son poquitas.
A parte, es un deporte que se puede adaptar muy fácilmente a las personas que tienen alguna discapacidad. Lo importante es que se adapten al sonido de la bola y al tamaño de la pista.
- ¿Cómo viviste el proceso de la pérdida de visión y audición?
La pérdida de audición fue súbita en el año 2010. Estábamos en los Pirineos y noté que al bajar, había perdido un poco de audición. Al cabo de los días, prácticamente el oído derecho lo había perdido, y en el izquierdo me quedé con un 40%.
En cuanto a la vista, yo soy diabético desde los 10 años. Es una de las complicaciones que tiene esta enfermedad por lo que sabía desde pequeñito que era una de las cosas que me podía pasar. En el 2008 me surgió una retinopatía diabética, que es una coagulación de los vasos sanguíneos del ojo, y eso provoca que se derramen, se envasen nuevos y sangren. Lo que ves es el ojo coagulado, por lo que te queman la zona de la retina donde nacen los vasos. Desde ese año, fui perdiendo la vista poco a poco y en el 2018 me afilié a ONCE porque ya había llegado a unos grados de visión bastante bajos. En el 2020, la Seguridad Social ya me dio la incapacidad porque ya era imposible conseguir trabajar.
Con el oído fue una cosa súbita y como en aquel momento estaba pendiente del tema de la vista, no lo llevé mal. Como la vista fue una cosa progresiva, entonces me lo he tomado con calma. Es algo que ves venir y cuando te dicen que "hasta aquí has llegado", entonces sí que te vienes un poquito abajo. Se supera porque ya tienes el cuerpo acostumbrado y la cabeza preparada.
- Dejaste el trabajo en 2020. ¿A qué te dedicabas anteriormente?
Era director de una correduría de seguros, pero ahora me dedico por completo al blind-tennis y a la asociación Cocinar a Ciegas. Son mis dos ambiciones, aunque la principal es el tenis.
- ¿Cómo te has acostumbrado a este cambio desde que perdiste los dos sentidos?
Todavía no me he acostumbrado. Se lleva bien por fuera, pero por dentro tienes tus días buenos y tus días malos. Hay momentos o situaciones en las que te das cuenta que no ves o no oyes bien y la mayoría de veces lo superas, aunque en algunos momentos te dan bajoncillos. Consigo superarlo haciendo algo con lo que disfrute ese día y que sepa que a lo mejor tengo que hacer las cosas de una forma diferente a como la hacía anteriormente, pero la hago igual. Internamente, creo que no lo llevo mal.
- ¿Crees que el deporte es una forma de mantener la ilusión por la vida?
Sí. Por ejemplo, una de las razones por las que hago tenis es la satisfacción de volver a jugar, y eso te da un poco de ánimo. No puedo conducir, no puedo bajar a hacer una compra grande, sé que no debo cruzar muchas calles por lo que me quedo por el barrio... y llega el momento en el que vas a hacer tenis, te metes en una pista y allí manejas el entorno y te sientes seguro. Es una satisfacción y levanta el ánimo.
- ¿Cómo crees que están adaptadas las ciudades a este tipo de discapacidad?
Se van adaptando pero muy poco a poco. Siempre tenemos que depender de algún voluntario o alguien que nos acompañe, pero las ciudades van mejorando. No he sido consciente de ello hasta estos años, pero hay cosas que se podrían mejorar. Existe el buque magnético, que es un sistema en el que entras a un ascensor o un autobús, por ejemplo, y se conectan con tus audífonos y transmiten el mensaje de en qué piso estás o en qué parada estás. Esta sería la única mejora que vería yo.
A nivel social, falta que se nos reconozca. Hay veces que se nos ve por la calle y tan solo ven a una persona con bastón, por lo que ya se piensan que eres ciego. Sin embargo, llevas un bastón distintivo con bandas rojas y blancas y poca gente sabe que aparte de tener pérdida de visión, también tenemos pérdida de audición. Es una situación extraña y no muy numerosa, pero estamos ahí y a veces se nos ve únicamente como ciegos.
- ¿Cómo vivió la familia este proceso de sordocegera?
Yo creo que bien, no sé si por su carácter o por el mío, pero es algo que hemos llevado todos juntos y como lo han visto venir poco a poco, lo han aceptado. Mis hijos, desde que tienen uso de razón, ya se daban cuenta que su padre no veía bien o que lo estaba pasando un poco mal. Ahora que ya son adolescentes y maduros, lo asumen como algo normal. Me ayudan en los momentos que necesito ayuda y no lo llevan mal. Saben que no pueden depender de mí, ahora ya no puedo llevarles a los sitios, sino que son ellos quienes me llevan a mí.
En cuanto a mi mujer, siempre ha estado ahí y siempre estará, pero lo lleva bien. Hay veces que no se da cuenta de que no veo, pero es la persona con la que más tiempo paso y es razonable. A lo mejor cometes una torpeza y pregunta "¿dónde vas?", o "¿no me has oído?". Son preguntas que a veces se escapan pero es normal.
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