Ayuso traiciona a Sánchez y desafía a Feijóo
Hay palabras que, siendo muy importantes en el comportamiento humano, estas, para algunos, van perdiendo sentido, especialmente las han desterrado de su quehacer diario, de su vida. Esas personas están por encima de todo. Eso de la ética, moralidad, solidaridad y responsabilidad es para los demás. Ellas viven en una nube. El problema de las nubes es que también desaparecen de un determinado espacio de cielo cuando el viento sopla y deja paso a un cielo azul limpio.
Decía el filósofo, poeta teólogo y misionero mallorquín, hace ya unos cuantos siglos que “el que es leal eleva su mirada con humildad, y el que es desleal con soberbia”. Ya se sabe que la soberbia es una mala compañera de vida. De desleal y soberbia puede definirse a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que entró en la política para llevarse por delante todo lo que se le ponga por medio si le impide conseguir sus objetivos. Para guiarla, como si ya de por sí no tuviera bastante, se ha rodeado del mayor conspirador, chanchullero e impresentable, Miguel Ángel Rodríguez, que allá donde va siempre deja rastro, no precisamente bueno.
Díaz Ayuso, cuya ambición política no tiene límites hasta llegar a ocupar el palacio de la Moncloa y desalojar también a Feijóo de Génova, la ha vuelto hacer esta semana, al recibir este viernes al presidente argentino Javier Milei para hacerle entrega de la medalla internacional de la Comunidad de Madrid. Lo ha hecho conociendo la situación del gobierno de España con Milei, quien en una actitud chulesca se permite el lujo de insultar al presidente del Gobierno en su propio país.
Ni Moncloa, ni la Casa Real -que no ha recibido al invitado de Ayuso- han dado crédito al acto de deslealtad de la presidenta madrileña. Tampoco en su partido, una buena parte de sus dirigentes se podían creer lo que estaba ocurriendo. No entraron en el choque con la presidenta y su escudero Rodríguez, pero Feijóo siguió con su agenda oficial y no estuvo presente en el acto. Una actitud responsable que sin hablar lo dice todo.
En el acto, como era de esperar, el presidente argentino volvió a cargar contra Sánchez y su familia delante de Díaz Ayuso, que se lo estaba pasando bomba. Ella marca una vez más la agenda sin importarle quién es el líder del PP. ¿Por qué lo hace? Muy sencillo, quiere hacerse con el poder en el PP, estar en la agenda europea y llegar a Moncloa sin importarle a quién tiene que pisarle el cuello. Ella es la gran Ayuso, la parte ultra de los populares, que los hay y no se hable más.
Díaz Ayuso ha visto que dos mujeres en Europa, la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, periodista como ella, y Marine Le Pen, que según las encuestas pueden gobernar en Francia, y se ha lanzado a colocarse en ese espacio de la ultraderecha y completar el trío de las tres mujeres que pueden “cambiar” el viejo continente con sus políticas regresivas. Y es que Ayuso se ha creído que todo vale, hasta dejar en mal lugar al presidente de su partido, sin importarle un pito lo que suceda. Ella tiene una ruta y la sigue hasta que alguien le pare los pies. Ayuso, la patriota nacional, se ha convertido en la mayor política desleal con España.
Le guste o no, el presidente del Gobierno representa al país y no se puede permitir que venga un señor, que además es presidente de un país con el que siempre España ha tenido unas muy buenas relaciones, y lo insulten, como ella ya sabía que iba a ocurrir. Es un acto de deslealtad, no a Pedro Sánchez, sino al país, le guste no a Ayuso y al cabeza pensante Miguel Ángel Rodríguez. Como decía Calderón de la Barca, “siempre el traidor es vencido y el leal es el que vence”. Un día de gloria y una etiqueta para toda la vida que llevará la presidenta madrileña.
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