Artur Mas podría acabar dirigiendo el Procés y proponer a Elsa Artadi como candidata

Fuentes del gobierno señalan a Artur Mas como el inspirador y verdadero autor intelectual del Procés. Asimismo, creen que también podría ser el máximo beneficiario avalando para la Presidencia de la Generalitat a Elsa Artadi, una candidata sin lacra judicial y sin la amenaza de la inhabilitación.

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Artur Mas, expresidente de la Generalitat (EFE)


Fuentes del gobierno señalan a Artur Mas como el inspirador y verdadero autor intelectual del Procés. Asimismo, creen que también podría ser el máximo beneficiario avalando para la Presidencia de la Generalitat a Elsa Artadi, una candidata sin lacra judicial y sin la amenaza de la inhabilitación.


El relato que el juez Llarena hace de los acontecimientos en Catalunya se remonta al origen del Procés para llegar hasta el 1-O y la Declaración Unilateral de Independencia. El magistrado toma como hilo argumental el Libro Blanco de la Transición Nacional de Cataluña, elaborado a partir de 18 informes redactados por el Consejo Asesor de Transición Nacional entre los meses de julio de 2013 y julio de 2014.


Así, el auto de procesamiento del magistrado del Supremo basa sus argumentos en este documento inspirado por Mas y que fija la hoja de ruta del proceso independentista. Su desarrollo, como es sabido, ha llevado a procesar por el delito de rebelión a Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Jordi Turull, Raül Romeva, Antonio Comín, Josep Rull, Dolors Bassa, Clara Ponsatí, Joaquim Forn, Jordi Sánchez, Jordi Cuixart, Carme Forcadell y Marta Rovira, y por el que podrían ser condenados a 25 años de cárcel.


El Libro Blanco establece que la independencia no es la consecuencia de la falta de negociación con el Estado, sino que, como recoge el auto, “es el objetivo que pretendía alcanzarse en todo caso, primeramente, mediante un acuerdo pactado y, en caso contrario, de manera unilateral y forzando al Gobierno a asumir una situación de hecho que buscaba crearse”. Para ello, era indispensable la movilización popular.


Así, el juez Llarena se apoya en dicho documento y en el auto de prisión incondicional para los líderes independentistas cita un párrafo: “Incluso en el caso extremo de suspensión del autogobierno, esta suspensión no podría tener carácter indefinido y mucho menos definitivo y, por tanto, la voluntad popular y la voluntad institucional podrían seguir manifestándose una vez recuperada la autonomía y el funcionamiento ordinario de las instituciones”.


A su entender, en su hoja de ruta, los independentistas ya contemplaban la aplicación del 155 y planeaban reactivar el Procés una vez recuperada la normalidad institucional en Cataluña. La reiteración delictiva no es, por tanto, una hipótesis del magistrado, sino parte de un plan establecido que se ha venido cumpliendo desde 2014.


De este modo, Artur Mas aparece como ‘cerebro gris’ del Procés pero no está incluido en la lista de procesados del juez Llarena porque, según fuentes judiciales, no ha tenido una participación directa en los hechos que se investigan.


Como es sabido, Artur Mas fue interlocutor de Puigdemont frente a la patronal catalana, conciliador en los peores momentos de las relaciones entre ERC y el PDCat e incluso ha mantenido contactos con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, encargada por Rajoy de la gestión política de la crisis catalana.


El ex presidente de la Generalitat, inhabilitado por el TSJC como consecuencia de su responsabilidad en la convocatoria de la consulta del 9-N, sigue manejando los hilos del PDCat y espera que el desgaste de Puigdemont termine por devolver al partido heredero de CiU su protagonismo como eje central del nacionalismo en Cataluña.


La entrada en prisión de otros dirigentes como Rull y Turull ha convertido a Mas en un referente necesario para la recomposición del independentismo de centro derecha, aunque para ello, ahora haya que dar un táctico paso atrás hasta recuperar las instituciones. Su actividad fundamental sigue siendo la política y su inhabilitación para ejercer cargos públicos concluye justo dentro de un año.


El desencuentro y la falta de sintonía entre los grupos que conforman el bloque independentista empujan a su causa hacia un callejón sin salida del que Mas puede emerger como el hombre sensato capaz de poner un poco de cordura en el Procés sin traicionarlo del todo. Ya hay quien adapta a la realidad catalana un viejo dicho del histórico líder del PNV, Xavier Arzalluz, mientras los Puigdemont, Rovira o Turull mueven el árbol, Mas será quien recoja las nueces.

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