Caso Palau: ocho meses después de la sentencia, ningún condenado está en prisión
Millet, Montull y Osàcar no pasaron ni siquiera un mes entre rejas por el macrocaso de corrupción de Convergència.
Han transcurrido ocho meses desde una de las sentencias más importantes de los últimos años en Catalunya. ¿Cuál es la situación actual de cada uno de los condenados?
La Audiencia de Barcelona condenó a Jordi Montull, Gemma Montull, Fèlix Millet y Daniel Osàcar a sendas penas de privación de libertad por malversación de fondos públicos y falsificación documental, entre otros delitos. El resto de los ocho condenados por el caso Palau solo fueron obligados a pagar una multa.
Aunque la hija de Montull logró esquivar la cárcel tras negociar con la Fiscalía una rebaja de su pena (como no superó los tres años, no implicaba el ingreso en prisión), Montull padre y Millet ingresaron en Brians 1 el pasado 5 de febrero. Sin embargo, su estada iba a ser breve.
SI PAGAS, SALES DE LA CÁRCEL
El 27 de febrero, Jordi Montull fue el primer condenado en salir de la cárcel. Montull solo estuvo encarcelado 22 días pese a ser, según consta en la sentencia, el intermediario usado por Convergència para cobrar las comisiones del Palau que recaudaba Fèlix Millet. Tuvo que pagar una fianza de 100.000 euros para obtener su libertad.
El siguiente en abandonar Brians 1 fue el propio Millet, que el 2 de marzo abonó 400.000 euros de fianza para obtener la libertad condicional. Millet ni siquiera estuvo en una celda durante un mes entero, ya que desde el 23 de febrero se hallaba ingresado en el Pabellón Penitenciario del Hospital de Terrassa, donde las condiciones del encarcelado no fueron las mismas que las de cualquier preso común de una cárcel catalana.
En ambos casos, la Audiencia tuvo en cuenta el delicado estado de salud y la avanzada edad de los condenados para liberarlos. Ambas circunstancias descartaban el riesgo de fuga.
OSÀCAR RECURRIÓ LA SENTENCIA
El extesorero de Convergència optó por una táctica distinta para esquivar la cárcel. En vez de pasar unos días en Brians 1 y reclamar la libertad condicional por su deteriorado estado físico, recurrió la sentencia y así evitó entrar entre rejas.
A esto hay que sumar que ni siquiera se ha recuperado un solo euro del dinero defraudado. Una vez que la sentencia sea firme, será un juzgado de ejecución el que persiga a los condenados para que abonen los comisos y multas.
UNA INSTRUCCIÓN ERRÁTICA
A este panorama hay que sumar la falta de diligencia que caracterizó toda la instrucción. La vista oral se celebró siete años, siete meses y seis días después de que los Mossos d'Esquadra se personaran por primera vez en el odeón catalán, lo cual dejó tiempo a Millet de recrearse en algunos de los restaurantes de mayor copete de Catalunya.
Durante una primera fase de la instrucción, la polémica se centró Juli Solaz, el juez de instrucción número 30 de Barcelona sobre el que recayó la investigación. Solaz interrogó a Millet y Montull y les dejó en libertad con cargos pero sin medidas cautelares.
Esta decisión sin precedentes enfureció a la Fiscalía, pero más sorprendente aún fue la completa ausencia de instrucciones demandas por el juez. Ni siquiera se le ocurrió a Solaz ordenar el registro del domicilio de Millet durante los cuatro años en que llevó el caso.
De hecho, no fue hasta 2011, cuando Solaz pidió el traslado hasta la Audiencia Provincial, que llegaron dos jueces que iban a ser claves para el desenlace de la investigación. Por un lado, Josep Maria Pijuan, que concluyó la instrucción con gran celeridad y competencia, y por otro lado Montserrat Comas, que fue ponente de la sentencia tras la celebración del juicio.
¿CIERRE EN FALSO?
El mayor escándalo de corrupción de la historia reciente de Catalunya se ha saldado con cero condenados en la cárcel y sin recuperar ni un solo euro del desfalco del Palau.
A todo esto, hay que sumar que los altos cargos de Ferrovial que reconocieron pagos al entramado organizado desde el Palau de la Música para financiar a Convergència fueron absueltos por prescripción del delito.
Así pues, ¿se ha hecho justicia?
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