A juicio una trama dedicada a asaltos especializados en viviendas de Barcelona
Los 18 acusados, en su mayoría de origen georgiano, aunque también hay un bielorruso, un armenio y un letón, están acusados de pertenencia a grupo criminal, varios delitos de robo con fuerza en casa habitada y allanamiento de morada, y la Fiscalía pide para ellos penas de prisión de hasta más de 70 años.
La Sección Quinta de la Audiencia de Barcelona juzgará el miércoles a 18 miembros de un entramado criminal que presuntamente se dedicaba a asaltar viviendas del área metropolitana de Barcelona mediante contravigilancias y técnicas especializadas como las 'llaves falsas' y drones.
Los 18 acusados, en su mayoría de origen georgiano, aunque también hay un bielorruso, un armenio y un letón, están acusados de pertenencia a grupo criminal, varios delitos de robo con fuerza en casa habitada y allanamiento de morada, y la Fiscalía pide para ellos penas de prisión de hasta más de 70 años.
En el escrito de acusación del Servicio especializado antidroga y contra la delincuencia organizada de la Fiscalía de Barcelona, se explica que la banda de ladrones, actuaron en la capital catalana y su área metropolitana entre octubre de 2016 y febrero de 2017 "dispuestos a obtener un elevado provecho económico".
La Fiscalía, en un escrito de 155 páginas, reseña un total de 36 asaltos a viviendas donde los acusados saquearon principalmente dinero en efectivo, joyas, relojes y aparatos electrónicos, usando técnicas de joyeros profesionales para detectar las piezas de oro como las piedras de toque y líquidos específicos.
TÉCNICAS "DEPURADAS"
Según el Ministerio Público, los asaltantes actuaban con 'baterías' de tres o más integrantes, y se valían de técnicas "cada vez más depuradas" para los robos, conociendo todo tipo de cerraduras existentes en el mercado, y usando sistemas para inhabilitar sistemas de alarma por control remoto y también drones.
Antes de cada golpe hacían vigilancias y prospecciones para seleccionar "de forma minuciosa" a sus objetivos, y marcaban las viviendas susceptibles de robo con tiras de plástico transparentes para saber si sus moradores estaban ausentes.
En muchas ocasiones acudían en transporte público hasta el lugar del robo, de forma separada para no levantar sospechas, y habiendo dejado las herramientas para forzar las puertas escondidas en zonas ajardinadas cercanas, para no ser sorprendidos por la policía con ellas.
Los acusados actuaban "con un concienzudo reparto de roles y papeles": había los expertos en seleccionar objetivos, los artesanos que elaboraban las llaves falsas o ganzúas, y el grupo operativo que cometía el robo.
Durante sus vigilancias y en sus golpes adoptaban importantes medidas de seguridad y estaban en contacto telefónico constante, y usaban hasta cuatro técnicas diferentes para reventar las puertas: el método de la radiografía, el 'pico de loro', el 'bumping' y las 'llaves falsas', la técnica más especializada.
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