Donald Trump es el nuevo presidente de los EEUU, hecho que ha sorprendido y escandalizado a muchos, entre los que no me incluyo, en lo primero porque analizo la realidad, y lo segundo porque me da igual que me da lo mismo, consecuencia del momento de la historia en que vivimos.
Entiendo que la gente corriente no entienda que ha pasado, pero que políticos, periodistas y de más se rasguen las vestiduras, suena como mínimo a cínico. Vivimos las consecuencias de una crisis económica que ha llevado a miles de personas a la miseria más absoluta, motivada por sus políticas económicas en connivencia con los poderes financieros que les apoyan y a quien ellos sostienen.
La señora Hillary Clinton es el ejemplo más palmario, cobra sueldos millonarios de Goldman Sachs y Leman Brothers por dar conferencias, las mismas entidades de crédito que crearon las hipotecas subprime, que nos han llevado a esta situación, y que por su culpa miles de americanos viven en las calles. ¿Esta señora iba a cambiar algo?, pues no, entre otras cosas porque su campaña estaba financiada por estas entidades y otras similares.
El milagro económico de Obama es otro cuento chino que nos quieren vender. Hoy EEUU es un país donde la desigualdad social ha aumentado de forma alarmante, cuesta un mundo estudiar en la universidad, amplias zonas del país están pauperizadas, y los sueldos son los más bajos de la historia, y la mayoría de los productos que se venden en los supermercados vienen de Asia, prácticamente ha desaparecido la industria.
No creo que Trump soluciones muchos problemas, o quizás si el tiempo lo dirá. Pero su victoria es una bofetada a un sistema que vive de espaldas a la gente, de políticos que se eternizan en sus cargos y han convertido la política en su modus vivendi, de las connivencias con los poderes financieros y lobbis de negocios; es decir de una clase en sí y para sí.
La pregunta pues no es ¿por qué hay tanta gente que ha votado a Trump?, sino ¿por qué hay tanta gente que ha votado a Hillary?, la representante de un sistema corrupto y perjudicial para el pueblo. En fin, me hago viejo y cada vez tengo menos esperanzas en un cambio de sistema, pero al menos no me quita nadie reírme de él de tanto en tanto, y gracias a Trump mis carcajadas se oyen por todo el orbe.
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