Por si la política catalana y española no están bastante nutridas de surrealismo, se añade ahora el invento de Tabarnia, especie de zona de Catalunya donde ganan los constitucionalistas, y que por ello debería separarse del resto del territorio catalán.
El tema no pasaría de una broma u ocurrencia de Twitter u otras redes sociales, si no fuese porque se ha creado en torno a ella todo un relato político y mediático, que ya quisieran para sí otros temas de vital importancia. Que haya políticos que se dediquen a dar su apoyo a tal invento, y que medios de comunicación, llamados serios, le dediquen horas de tertulias y de información, no puede calificarse de otra forma que de vergüenza ajena, cuando no de otra cosa más gruesa.
¿Qué se pretende con semejante tratamiento? Pues no es otro que el de desviar la atención de temas mucho más importantes para la población, y que afecta directamente al bolsillo de todos, sean independentistas o no, o de Tabarnia o no. Que las pensiones son de miseria, que los salarios son de chiste, que sube la luz, el gas, el agua, el transporte, que seguimos inmersos en corrupción política. Nada, no hay que preocuparse, sesiones de Tabarnia y a tapar los problemas.
Nada nuevo bajo el sol de la historia, crear temas ficticios para tapar los reales, de esa manera se crea una hegemonía ideológica que mantiene incólume al sistema. El problema vuelve a ser la izquierda, que noqueada por no saber luchar contra el nacionalismo rampante del 'procés', tanto de indepes como de no, tampoco tiene nada que decir sobre el tema, dejándose llevar también como ovejas al matadero. Mal pinta tiene el año que acaba de empezar, de todos modos Feliz Año a todos.
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