Los últimos 4 videoclubs que sobreviven en Barcelona: ¿dónde se encuentran?

El consumo de cultura audiovisual ha cambiado, pero algunos locales de Barcelona ofrecen todavía un servicio que hace años que ha pasado a ser muy minoritario.

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El interior de Video Instan, que tiene cerca de 47.000 títulos en su catálogo. Foto: Video Instan

 

Casi haciendo dos clics en el móvil, la tableta, el ordenador o la televisión podemos estar viendo la serie o la película de moda. Las plataformas han irrumpido en nuestra vida de una forma inimaginable hace poco más de dos décadas. Porque... ¿cómo consumíamos películas y series, entonces? Teníamos que ir a videoclubs. Ciudades y pueblos acogían estos negocios, que a diario recibían a muchísimas personas y tenían una enorme cantidad de socios. Con la llegada de Netflix, Amazon Prime y HBO, entre otros, fueron desapareciendo. Sin embargo, en Barcelona todavía quedan algunos ejemplos de esta especie, que puede afirmarse que está en peligro de extinción.

 

El caso de Video Instan es el más notable. Situado, desde hace unos años, en el número 239 de la calle de Viladomat, en el Eixample, es el videoclub más antiguo de España (abrió en 1980). Aurora Depares, responsable del negocio, explica a Catalunya Press que tienen "cerca de 47.000 títulos" y alrededor de 800 socios, unos 250 que pagan la tarifa plana (8,95 euros al mes que les dan derechos a acceder a los títulos que quieran) y más de medio millar que no tienen contratado este servicio.

 

Como tantos y tantos negocios, Video Instan ha tenido que reinventarse y, además, se ha visto castigado por la pandemia y sus efectos. "Cambiamos de local porque nos triplicaban el alquiler, y en el nuevo incorporamos la sala de cine y la cafetería. Las obras de la sala terminaron en marzo de 2019 y un año más tarde llega la pandemia", apunta Depares, que dice que "hemos tenido que empezar de cero dos veces".

 

Depares considera que "Video Instan tiene recorrido y debería ser sostenible", y asegura que cree firmemente que "tener cuenta en una o dos plataformas no debería excluir ser socio de un videoclub". "El videoclub suma", concluye.

 

OBLIGADOS A REINVENTARSE

 

Sin embargo, Video Instan no es el único videoclub que resiste. En la calle de Begur del barrio de Sants-Badal está Marcha. Sin embargo, desde hace 20 años Daniel Ventura debe compatibilizar la gestión del videoclub con el de la tintorería que hace que sea viable. A principios de este siglo, el videoclub ocupaba todo el local, pero ya no es así.

 

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La entrada al videoclub Marcha. Foto: Marcha

 

"Mi pasión por el cine es lo que hace que siga adelante", explica a Catalunya Press, al tiempo que dice que sigue ofreciendo los servicios de un videoclub de toda la vida, con la venta y el alquiler de películas. "El problema es tener novedades, que muchas veces no se editan y pasan directamente a las plataformas", lamenta Ventura, quien dice que todavía hoy Marcha tiene cerca de dos cientos de socios.

 

Cineaddictte, en la calle de Sant Lluís de Gràcia, y Mr. Brown Store, en la calle Marià Aguiló del Poblenou, son los otros dos videoclubs que siguen operativos. Cineadicto complementa su función con la venta, compra y alquiler de DVDs, libros y decoración relacionada con el cine, mientras que Mr. Brown también se ha especializado en cómics, novela gráfica y merchandising.

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