La superpoblación de palomas y cotorras en Barcelona amenazan al resto de especies autóctonas

Actualmente, se estima que hay más de 103.000 palomas en Barcelona, lo que equivale a alrededor de mil por kilómetro cuadrado, superando el número tolerable que se sitúa entre 300 y 400 por kilómetro cuadrado

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Foto: EuropaPress

Caminar por plaza Catalunya es sinónimo, muchas veces, de estar rodeado de palomas. Actúan prácticamente como si fuera una atracción turística, ya que muchas personas traen mariz y cosas para alimentarles con el fin de acercarlas y hacerse fotos con ella. Se han vuelto prácticamente parte del 'decorado', pero no solo las palomas, sino también las cotorras argentinas que van volando árbol a árbol. 

 

Estas aves son, junto a las cotorras de Kramer, las dos especies exóticas más numerosas en la ciudad.A pesar de los esfuerzos de gestión ambiental, son las que más prosperan mientras la población de aves autóctonas disminuye.

 

Según el último Informe del Seguimiento de Pájaros en Barcelona, el descenso de la población de especies autóctonas es constante, con una bajada del 35% entre el 2005 y 2022. En contraste, las especies exóticas o asilvestradas muestran un crecimiento constante y sostenido, estimado en un 40% en promedio durante el mismo periodo.

 

Para llevar a cabo el informe, se han establecido once itinerarios distribuidos en toda la ciudad, abarcando un total de 33 kilómetros que comprenden desde calles y avenidas, como el paseo de Sant Joan o la Diagonal, hasta áreas representativas de las dos principales zonas verdes (Montjuïc y Collserola) y parques más pequeños, como la Ciutadella.

 

Un equipo de voluntarios llevó a cabo cuatro exploraciones para llevar a cabo el conteo de aves. Desde 2005, en estos recorridos se han identificado hasta 15 especies exóticas distintas, de las cuales once pertenecen a la familia de loros y cotorras.

 

De estas, cinco ya están del dos establecidas, pero las que más preocupan por su gran capacidad de reproducción con la cotorra argentina y la cotorra Kramer, que muestra un aumento general tanto en Barcelona como en el resto de Catalunya.

 

Hay que tener en cuenta que dentro del grupo de especies exóticas o asilvestradas, el estudio también incluye a la paloma debido a que la problemática que genera, tanto en términos de salud pública como en la conservación de la biodiversidad, es muy similar.

 

PALOMA ROQUERA Y COTORRAS


La paloma roquera, la más común en la ciudad condal, disminuyó bastante entre 2005 y 2015, pero volvió a recuperar los niveles entre 2015 y 2022. Esta oscilación se debió a las medidas de gestión implementadas por el ayuntamiento para controlar la población de palomas. 

 

Durante el primer periodo, las acciones se centraron en reducciones puntuales y campañas de concienciación ciudadana para desalentar la alimentación de las aves. En el segundo periodo, se priorizó la aplicación de nicarbazina como agente anticonceptivo, aunque esta medida no logró los resultados esperados.

 

Actualmente, se estima que hay más de 103.000 palomas en Barcelona, lo que equivale a alrededor de mil por kilómetro cuadrado, superando el número tolerable que se sitúa entre 300 y 400 por kilómetro cuadrado.

 

La abundancia de cotorras y palomas impacta directamente en las especies autóctonas, especialmente aquellas que se alimentan del suelo, como el jilguero, el verderón, el verderillo, el pinzón, el gorrión (cuya población ha disminuido aproximadamente un 60% entre 2005 y 2022) o el mirlo (las tres primeras, catalogadas como amenazadas en Catalunya).

 

Además de la competencia con las especies exóticas, se han identificado otros problemas, como el aumento de perros sueltos y la presencia creciente de gatos en los parques.

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