Barcelona estrena su primer autobús sin conductor: innovación y desafíos en la movilidad urbana
El vehículo autónomo inicia pruebas en la ciudad con el objetivo de transformar el transporte público
Barcelona ha dado un paso más hacia el futuro con la puesta en marcha de su primer autobús sin conductor, un proyecto piloto que busca mejorar la movilidad urbana y reducir la huella de carbono ya que es 100% eléctrico. Este vehículo autónomo operará en rutas específicas y en condiciones controladas, utilizando sensores avanzados e inteligencia artificial para garantizar la seguridad de los pasajeros.
Se trata del primer minibús autónomo L4, un modelo automatizado de Renault diseñado para moverse sin necesidad de un conductor humano. Aunque de momento está en periodo de aprendizaje, en marzo se presentará en el Mobile World Congress con un recorrido con tráfico real por las calles de Barcelona. La marca Renault, en colaboración con WeRide (empresa global de comercialización de vehículos autónomos con origen estadounidense), ya ha llevado a cabo pruebas similares en ciudades de China, Estados Unidos y Emiratos Árabes. En Europa, su debut tuvo lugar en Francia durante el Roland Garros 2024, donde se utilizó como lanzadera para los asistentes al torneo.
A corto plazo
Este autobús autónomo está equipado con 12 cámaras y radares que le permiten circular de manera segura por las calles de Barcelona. Gracias a su tecnología avanzada, reconoce señales de tráfico, esquiva obstáculos y ajusta su velocidad automáticamente para integrarse con fluidez en el entorno urbano.
Su diseño es similar al de un minibús de barrio y, por ahora, se centrará en trayectos cortos dentro de la ciudad. Durante el Mobile World Congress, se espera que transporte congresistas antes de expandirse a rutas convencionales en el futuro. Después del MWC, hay previsto algunas pruebas más en recorridos de 15 minutos y con tráfico antes de usarse de forma oficial.
¿Qué significa para Barcelona?
Este avance refuerza el compromiso de la ciudad con la innovación y la sostenibilidad, ofreciendo una alternativa más eficiente y ecológica al transporte tradicional. Se espera que esta tecnología ayude a reducir la congestión del tráfico, mejorar la puntualidad de los trayectos y disminuir los accidentes causados por error humano.
Desafíos y preocupaciones
A pesar del entusiasmo, el proyecto también genera dudas. Algunos expertos advierten sobre la fiabilidad de la tecnología en entornos urbanos complejos, donde el tráfico impredecible y los peatones pueden representar desafíos. Además, existe preocupación por el impacto en el empleo del sector del transporte, ya que la automatización podría afectar a los conductores de autobuses en el futuro.
El éxito de esta fase de pruebas será clave para determinar si los autobuses autónomos se expandirán en la red de transporte público de Barcelona.
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