¿Hay relación entre la conducta de los niños y lo que comen?
"No llevar una alimentación equilibrada afecta a nuestro estado de ánimo", asegura la psicóloga infantil María Luisa Ferrerós
La psicóloga infantil María Luisa Ferrerós ha explicado a Infosalus que la alimentación influye profundamente en el desarrollo físico, cognitivo y emocional de los niños. Según Ferrerós, una dieta desequilibrada puede afectar no solo su crecimiento, sino también su carácter y comportamiento, provocando cambios emocionales y conductuales importantes. En su libro Dime qué come y te diré cómo se porta, la especialista advierte que no seguir una dieta equilibrada puede causar montañas rusas emocionales en los menores.
Ferrerós señala que, en la actualidad, los niños consumen muchos alimentos ultraprocesados y azúcares, en lugar de frutas, verduras y grasas saludables. Este cambio en la dieta tradicional, como la mediterránea, afecta la microbiota intestinal, lo que a su vez impacta el comportamiento y las emociones de los menores, pues el intestino está estrechamente conectado con el cerebro. Una microbiota desajustada puede desencadenar ansiedad, impulsividad, irritabilidad y otros problemas emocionales.
La psicóloga recomienda observar las conductas de los niños y analizar si su comportamiento puede estar relacionado con lo que han comido. Un exceso de bollería o bebidas azucaradas, por ejemplo, puede provocar una sobreexcitación en los pequeños, como ocurre tras asistir a una fiesta infantil. Para evitar estos desajustes, Ferrerós sugiere optar por una dieta que controle los niveles de glucosa en sangre, evitando alimentos muy procesados y promoviendo comidas balanceadas que incluyan proteínas, grasas saludables y carbohidratos integrales.
Cambiar la alimentación puede ser clave para mejorar el comportamiento de los niños, sostiene Ferrerós. Muchos problemas de conducta, como rabietas, mal humor o discusiones, pueden solucionarse ajustando su dieta. Además, es fundamental que los padres den el ejemplo alimentándose de manera saludable, ya que los niños tienden a imitar lo que ven en casa.
Por último, Ferrerós advierte que tanto niños pequeños como adolescentes pueden mostrar cambios de conducta relacionados con la alimentación. Desde rabietas en los más pequeños hasta mal humor en los adolescentes, estos comportamientos suelen tener una causa común: el hambre o la falta de nutrientes adecuados para el cerebro en desarrollo. La comida, concluye, es esencial para nutrir el cerebro y mantener un comportamiento equilibrado.
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