Lloll Bertran protagoniza una nueva versión musical de "Pigmalión" (Versus Glòries)

"Tot fent Pigmalió” es un musical con raíces, en la versión catalana, de la obra de Bernard Shaw que hizo Joan Oliver, pero enmarcada en la imagen de los personajes en “My fair lady”

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Catalunaypress pigmaliodalm

 

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Pocos textos dramáticos han sido más representados y versionados que el “Pigmalión” de Bernard Shaw, tanto en el teatro propiamente dicho, incluido el musical, como en cine. Puedo decir que tuve el privilegio de ver la comedia musical que escribieron Werner y Loewe en el Drury Lane de Londres en torno a 1963 y luego, por supuesto, disfruté en varias ocasiones de la película que, bajo dirección de George Cukor, protagonizaron Audrey Hepburn y Rex Harrison. Paralelamente hubo una versión catalana de Joan Oliver que tuvo su correspondiente expresión musical, en la que los personajes y las situaciones se adaptaron al contexto local. De este modo, la florista callejera Elisa Doolitle se transformó en la muchachita barcelonesa Roseta Fernándes y el profesor Higgins, en el homónimo profesor Cardona. La situación que se plantea entre ambos adquiere pleno paralelismo por estos pagos y si en el Londres postvictoriano el problema es la pésima pronunciación de la lengua inglesa por los sectores menos favorecidos de la sociedad británica (“Why can't the English teach their children how to speak?”) en la Barcelona de mediados del siglo pasado ocurre algo análogo con el “catallano” o catalán vulgar, tributario de la jerga callejera habitual (y ello con independencia de las numerosas variables fonéticas del catalán normativo según el territorio en que se hable y aún en uno concreto, según la zona o barrio: no se habla igual en el Ensanche que en La Mina).

 

Pues bien, apoyados en Oliver y sus epígonos, Marc Rosich y Jordi Andújar han creado una nueva función de pequeño formato titulada “Tot fent Pigmalió” que se ha estrenado en la sala Versus Glòries y constituye una feliz adaptación de la obra musical clásica. Han prescindido de todos los personajes secundarios y no han necesitado contar más que con los dos esenciales: alumna y maestro. Que en este caso encarnan dos intérpretes veteranos, Lloll Bertran y Manel Barceló, quienes ejecutan sus respectivos papeles con excelente donaire y reconocido oficio. Ciertamente Lloll no es la Hepburn, ni física, ni actoralmente, pero es que no ha de hacer de florista londinense, sino de muchachita xava, como el Barceló es el espécimen local del fonetista inglés. Ambos tan rigurosos y elitistas como se supone que deben ser.      

 

Bertran y Barceló dicen el texto -ella en algún momento acaso un tanto apresuradamente, quizá por exigencia del rol que asume-, se desplazan por el espacio escénico, a veces doblando en favor de alguno de los personajes secundarios -muy hábilmente interpretada la conversación con una dama imaginaria sentada en la butaca-, cambian de vestuario con ayuda de la mano anónima que les va ofreciendo prendas a través de una taquilla, y cantan y bailan con buena voz, desparpajo y sentido del ritmo (por cierto ¿quién ha aportado elemento coreográfico, no por parvo menos importante?).

 

“Tot fent Pigmalió” es, en su aparente sencillez, un espectáculo divertido, fresco y entretenido en el que, en el fondo, la Lloll no deja de hacer de Lloll. Que en definitiva es lo que al público le gusta. ¿Qué más se puede pedir? 

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