Banksy sigue llenando Londres de sus inconfundibles grafittis
Varios animales han aparecido en los últimos días en paredes de la capital inglesa
Londres sigue inundada, por segunda semana consecutiva, con los grafittis del popular artista callejero británico Banksy, quien añadió una nueva obra el lunes 12 de agosto, como parte de la serie ya conocida como Zoo de Londres.
Hasta ahora, los murales, que el propio Banksy ha compartido en su cuenta de Instagram, suman ocho. La última incorporación es la figura de un rinoceronte en una pared, que parece estar escalando un coche estacionado justo enfrente. Según medios británicos, esta obra se encuentra en la calle Westmoor, en el barrio de Charlton, al sureste de la capital de Inglaterra.
El domingo 11 de agosto, el artista cerró su primera semana "animal" confirmando la autoría de un grafitti que convierte una cabina de cristal de la policía en una pecera llena de pirañas. En la imagen publicada por Banksy, se ve a un agente observando la obra mientras le toma una foto.
En los días previos, han aparecido en diversas paredes y superficies de Londres grafittis representando un gato, un pelícano, un lobo sobre una antena parabólica, primates colgando de un puente, elefantes, y una cabra, que fue el primer grafitti de esta serie.
Robo
El cuarto de los murales, que se corresponde con la figura de un lobo sobre una antena parabólica y se ubicada en lo alto de un edificio en Rye Lane, en el barrio de Peckham, en el sureste de la capital británica, fue robado el pasado viernes 9 de agosto pocas horas después de su aparición, según informó el diario británico The Guardian.
El primer mural se ubicó en una pared en la zona de Kew Bridge, en Richmond, donde aparecía el pasado lunes 12 y que el artista firmaba en redes sociales sin ningún pie de foto. Se trataba de la silueta de una cabra a la que apuntaba una cámara de vigilancia mientras se mantenía en lo alto de una columna, de donde caían unas rocas que se desprendían.
Posteriormente, aparecieron otros como dos elefantes que unían sus trompas desde los marcos de dos ventanas en las calles de Chelsea, o tres monos que se balanceaban desde un puente ferroviario en Shoreditch, al este de la capital.
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