Enric Cambray imparte una lección de arte interpretativo en “Hamlet.02” de Sergi Belbel (TNC)

El drama shakesperiano inspira un divertido monólogo en el que se refleja una visión satírica y desmelenada del oficio teatral 

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Catalunyapress cambray

 

El Teatre Nacional de Catalunya es un laberinto con muchos recovecos que cuenta con diversos espacios escénicos. A la sala grande, majestuosa, inmensa, caracterizada por sus tropecientas escaleras que “velis nolis” el espectador debe de subir y bajar una y otra vez y que dispone de unas filas de butacas propias de avión “low cost” (por el parvo espacio dedicado a las rodillas) se unen otras salas menores que, lo que son las cosas, resultan en su sencillez -es una opinión muy personal- más confortables. Tal es el caso de la denominada “sala de pintura”, tan excéntrica que está en la parte posterior del conjunto monumental, separada incluso físicamente del edificio principal, pero a la que se accede sin necesidad de subir escaleras y los modestos asientos permiten un acomodo mucho más placentero.

Es en este lugar donde se ha iniciado la nueva temporada con “Hamlet.02” un espectáculo concebido y dirigido por Sergi Belbel que resulta, en su aparente sencillez, brillante, inteligente y divertido. Se trata de un monólogo inspirado en el drama de Shakespeare del que Belbel ha tomado algunos personajes con la finalidad muy evidente de poner de relieve cómo funcionan las cosas en el teatro visto desde más allá de las bambalinas. Enric Cambary, que es el actor encargado de dicha tarea, se transforma en un divo al que corresponde asumir el papel de intérprete de algunos de los personajes del drama utilizando para ello de forma manifiesta y descarada los recursos, tics y herramientas propios del oficio teatral, tarea que desarrolla compartiéndola con el público, convertido en cómplice del vedetismo de tan curioso y excéntrico personaje.
El trabajo de Cambray es muy complicado porque le exige en primer lugar decir un texto de casi dos horas, lo que supone un esfuerzo de memorización nada banal, pero es que además requiere hacerlo con una mutación constante e ininterrumpida del tono de la voz, la expresión y el movimiento en un ejercicio de trabajo actoral que debe dejarle exhausto.

“Hamlet.02” es un texto satírico desmelenado, pletórico de aciertos y momentos afortunados, en el que Belbel expresa un universo que conoce bien y que lleva al escenario en un ejercicio original del tradicional del “teatro en el teatro”. A Cambray le ha caído en suerte ejecutarlo y lo ha hecho con un resultado sobresaliente. Una función que ningún amante del teatro debe perderse.

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