La recuperación del sainete con “M’entens o t’ho explico” (Aquitania)

Hemos comentado en ocasiones el auge de las comedias de matrimonios o, por decirlo en un lenguaje más actual, de parejas. Un subgénero teatral menor, si se quiere, pero por lo general propicio al entretenimiento y, por ende, a la buena acogida del público. Pero la comedia ligera tiene muchos otros subgéneros y uno de ellos, que gozó de una extraordinaria aceptación en tiempos pasados, es el sainete. Según el diccionario de la Real Academia, “obra teatral en uno o más actos, frecuentemente cómica, de ambiente y personajes populares, que se representa como función independiente”. Pues bien, ese es exactamente el caso de “M’entens o t’ho explico”, un juguete teatral de Jordi Calvet que se presenta en el teatro Aquitania.

Enmarcado temporalmente en los años de la Barcelona olímpica, con la presencia como elemento ambiental de un Cobi, la trama narrativa relata la peripecia que vive un grupo de amigos empeñados en salvar de la ruina la taberna propiedad de uno de ellos. En unos momentos en que emerge la exteriorización del universo gay, parece que la fórmula magistral es su reconversión en un club de ambiente y esto es lo que hacen. Lo que ocurre es que dicha transformación implica también el descubrimiento de la naturaleza oculta de cada uno de los participantes en la trama, que resulta ser algo diferente de la que aparentaban. En resumidas cuentas y por no revelar el secreto del desenlace, que nadie es lo que parece o lo que pretende aparentar.

Hasta ayer mismo tratar de la homosexualidad en cine o teatro no revestía mayor problema siempre que se diera por supuesto que se hacia desde la condena, la crítica o la parodia. Pero todo esto ha cambiado copernicanamente y hoy en día no es fácil tocar un tema como éste en unos momentos en que la diversidad sexual no solo se ha normalizado, sino que además exige un tratamiento respetuoso. Algo que a Calvet no le ha preocupado en demasía porque en “M’entens o t`ho explico” lo hace de forma desmelenada y satírica mediante la utilización de la sal gorda. 

Un sentido de economía en la producción, bien planificada desde la misma redacción del sainete, obliga a que David Olivares, Octavi Pujades, Miquel Sitjar y Anna Senan asuman, bajo la dirección de Miquel Murga, la responsabilidad de interpretar diferentes papeles. Deben, por ende, soportar un cambio constante de indumentarias en un fregolismo que resuelven sin embargo con eficacia. Como se trata de una obra cómica, se acentúa el carácter disparatado del texto en formas, expresiones y actitudes con el fin de despertar las carcajadas del público que se lo pasa francamente bien hasta llegar a un final sorprendente si no fuese demasiado previsible. Aunque nos quede la duda de si esta astracanada irrespetuosa, tópica y desopilante sobre la identidad gay puede ser compartida por todos los públicos.