Un viaje del centro de la tierra a la luna de la mano de Julio Verne

La literatura de ciencia ficción ha tenido un ilustre y exitoso precursor en Julio Verne. El escritor francés fue autor de una copiosa obra narrativa que anticipó de alguna manera muchos de los avances científicos conseguidos posteriormente y, en todo caso, consiguió hacer las delicias de varias generaciones de jóvenes lectores, entre los que se incluye el autor de estas líneas. Como es bien sabido, buena parte de tales obras fueron trasladadas al cine en versiones más o menos afortunadas y ahora ha llegado el momento en que puedan así mismo ser traducidas y versionadas con las nuevas tecnologías, de tal modo que sea factible disfrutar de la obra literaria del escritor de Nantes de una forma tan participativa que bien pudiera parecer que se aproxima a la misma realidad.
Habida cuenta que dentro de cuatro años se celebrará el bicentenario de su nacimiento, se ha creado un viaje inmersivo en realidad virtual que combina el arte con la ciencia y la tecnología para adentrar al espectador en la magia de aquellos viajes que nos invitan a descender al centro de la tierra o al mundo subterráneo, dar la vuelta al mundo en ochenta días o alcanzar la luna como los modernos astronautas.
“Jules Verne 200” es un espectáculo virtual de noventa minutos que se presenta en el Centro Ideal de Artes Digitales de Barcelona , con la colaboración de la Societé Jules Verne (entidad creada en 1936 para perpetuar su memoria) a través del cual el espectador se sumerge en su vida del escritor y en su obra literaria, contempla algunos de los artefactos que surgieron de su caletre -algunos de los cuales fueron precursores de tecnologías contemporáneas- y, en fin, invita a realizar un apasionado y nada arriesgado -aunque a veces inquietante- viaje por todos los mundos creados por Verne. Todo ello acompañado de una banda musical que coadyuva a ambientar el fantasioso recorrido y contribuye a crear emociones.
Caba añadir que esta experiencia virtual ha sido enriquecida con algunos elementos complementarios como la recuperación de fotogramas de la película que hizo el turolense Segundo de Chomon en 1909 sobre el viaje al centro de la tierra o el “storyboard” de George Méliès sobre el viaje de la tierra a la luna.