Eduard Fernández se estrena como director: "Tuve que pedirle el piso a mi hija"

El gran actor catalán ha presentado el cortometraje 'El otro' en la SEMINCI de Valladolid

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Eduard Fernández, en Valladolid | Europa Press

 

Eduard Fernández, un referente del cine catalán, se adentra en el mundo de la dirección con su cortometraje El otro, presentado en la SEMINCI de Valladolid. Este nuevo capítulo en su carrera llega tras el estreno de sus películas Marco y El 47, marcando un año especialmente significativo para el actor, quien celebra su 25 aniversario en la industria cinematográfica. Desde sus inicios en Zapping en 1999, Fernández ha acumulado una impresionante trayectoria, galardonándose con tres premios Goya y recibiendo la Espiga de Oro de Honor en la 63 SEMINCI.

En una reciente entrevista con la revista Fotogramas, Fernández revela su deseo de dirigir, un anhelo que llevaba años oculto. "Nunca dije nada sobre este deseo, pero yo estudié Dirección de Cine a los 20 años", comenta, añadiendo que siempre se sintió atraído por el arte de contar historias a través del cine. Influenciado por grandes como Pasolini, el director describe cómo tuvo una imagen clara en su mente: "De alguien corriendo por el desierto, perseguido por sí mismo". Esta idea se traduce en El otro, una narrativa que aborda la soledad y la lucha interna.

La historia del cortometraje se centra en un personaje que, aislado en su hogar, se enfrenta a sus propios fantasmas. Fernández explica: "La huida más profunda es la huida de uno mismo, de los fantasmas de uno mismo. Yo siempre suelo decir que es mucho peor el fantasma de una cosa, que la cosa en sí". Esta reflexión personal surge de experiencias difíciles que ha vivido. "He pasado momentos muy duros en mi vida, muy tristes, muy en soledad... Creo que de esa tristeza, en soledad, que pasa uno en su habitación, nadie hablamos. Porque creo que nos da vergüenza".

El proceso de dirección resultó ser natural para él, con una visión clara de cómo quería que se desarrollara la historia. "Tenía muy claros los movimientos de cámara, donde iba y cómo se movía", afirma con una sonrisa, recordando la frase en catalán que describe la esencia de su trabajo: "la mare dels ous", que hace referencia a la importancia de esos detalles en la narración.

Este año ha sido, según Fernández, un periodo de renovación y alegría. A pesar de que un amigo le vaticinó que sería "su año", el actor confiesa que no lo veía tan claro. "Estoy muy contento y lo llevo con mucha alegría", dice. Su entusiasmo por explorar temas como la soledad y las obsesiones personales queda reflejado en su cortometraje, donde busca plasmar "los demonios y fantasmas de cualquiera, o de la soledad de muchos".

La música también juega un papel importante en su obra. En relación a la canción "Podré Tornar Enrera", destaca la relevancia de su letra, que refleja el dilema de volver atrás en la vida: "Podré volver atrás cuando esté demasiado lejos". Esta evocación de la introspección y la búsqueda de identidad se entrelaza con el tema del cortometraje.

Fernández menciona las dificultades que enfrentó en la producción, como encontrar locaciones adecuadas. "Tuve que pedirle el piso a mi hija [Greta Fernández] para rodar", revela con un tono de complicidad. Esta conexión familiar se hace evidente cuando explica que ha dedicado el cortometraje a su hija, simbolizando un paso significativo en su carrera. "Es como decir: 'Mira, la vida va por aquí también, hija mía'".

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