'Estoy aquí pero no soy yo' en el Centre de les Arts Lliures Joan Brossa

Adriano Galante convierte en propuesta escénica una abstracción del yo por la interacción de lenguaje, movimiento, luz y silencio

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Galante trabaja “desde la confluencia de la creación colectiva, la interpretación multidisciplinar, el pensamiento crítico, la gestión comunitaria y la curaduría artística”. Foto: Centre de les Arts Lliures Fundació Joan Brossa

 

Sorpresa al acceder a la sala principal del Centre de les Arts Lliures Fundació Joan Brossa que tiene su sede en la antigua ceca de Barcelona. A diferencia de lo que es habitual, el acceso a dicha sala por su puerta principal, realizamos un intrigante itinerario por el interior del antiguo caserón para acabar en el espacio escénico propiamente dicho que en esta ocasión se ha dispuesto una forma de U con el fin de que la acción dramática se desarrolle de forma semicircular. Cada cual toma el asiento que desea y nos disponemos a ver el resultado de la propuesta que presenta Adriano Galante, un artista que confiesa trabajar “desde la confluencia de la creación colectiva, la interpretación multidisciplinar, el pensamiento crítico, la gestión comunitaria y la curaduría artística”.

Se apagan las luces y todo hace pensar que empieza la función. Pero siguen largos momentos de silencio que al punto son suavemente interrumpidos por una voz vagamente inteligible que emana de Galante, cuya figura va poco a poco emergiendo merced a la tenue luminosidad de una linterna. Es el inicio de Estoy aquí pero no soy yo, un espectáculo que, en opinión de su creador “explora las múltiples conexiones entre el canto, el movimiento, el lenguaje, la luz y el silencio a través de la repetición colectiva y quiere tejer una narrativa exploratoria que celebra la abstracción del yo a través de la interacción de estas fuerzas de la mano del cineasta y artista visual Edu Filippi”. Ello hace de este proyecto "un ejercicio de desaparición a través de lo colectivo; o la transformación hacia otro yo mediante un juego poético sonoro entre la palabra y el canto en relación a un diálogo entre luz y cuerpo".

La propuesta, ciertamente atípica y rupturista, produce cierta sensación de desconcierto provocada tanto por la escasa percepción de lo que ocurre, a consecuencia de la mínima luminosidad utilizada, cuanto por la tenue percepción de lenguaje, que no pasa en numerosas ocasiones de un mero susurro. Por no añadir el interrogante que suscitan los numerosos momentos de silencio en plena oscuridad. Resulta difícil percibir el sentido exacto del mensaje subyacente, si lo hubiere en el proyecto de Galante, que cuenta en su desarrollo con la colaboración del arquitecto, performer y cineasta experimental Edu Filippo, al que gusta “combinar su trabajo creativo con los distintos campos del arte, el cine y la literatura y fusionar el cine experimental expandido con el teatro, la poesía, la escultura, la danza y la música”.

Una función experimental que invita a la sorpresa, en algún espectador, posiblemente incluso a la estupefacción, pero que acaso a Brossa le hubiera seducido. Una coda final: a la salida de la función se nos ahorró la excursión inicial y pudimos salir por la puerta principal de la sala que estaba situada tras uno de los lados del cuadrilátero, lo que nos hizo preguntarnos el porqué del gratuito laberinto anterior ¿O era parte de la misma función?

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