Carles Sans “Per fi sol” en Poliorama

El triunviro de Tricicle rememora anécdotas y experiencias personales profesionales en un divertido monólogo en el que une la palabra con su acreditado dominio de la gestualidad

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Teatro.Poliorama.Per fi sol

 

“Después de hacer teatro durante cuarenta años en silencio, por fin puedo hablar” dice en plena complicidad con el público Carles Sans, uno de los triunviros que dio vida al exitoso grupo de Tricicle. Un colectivo teatral que ejercitó durante varias décadas el teatro del silencio que bien pudiera ser calificado de mimo, aunque parece ser que ellos rechazaron tal calificación prefiriendo la de pantomima o teatro gestual. En fin, como quiera que se desee denominársele, una forma de expresión dramática en la que el gesto sustituye con ventaja la palabra al punto de hacerla innecesaria. Dicho de otra forma: el teatro en estado puro.

Pero finalizado esta venturosa asociación artística porque todo tiene un fin en esta vida, cada uno de sus componentes ha ido siguiendo su propio itinerario y Carles Sans tuvo la idea de recopilar recuerdos y anécdotas de aquella experiencia con un monólogo en el que las engarza con evocaciones personales y familiares. El resultado es un espectáculo titulado “Per fi sol” que presenta en el teatro Poliorama con notable eco de público.

En este espectáculo el ejercicio de la gestualidad permanece como un elemento insustituible en el ejercicio teatral de Sans, pero la utiliza como forma de subrayar el relato hablado que salpica, además, con numerosas referencias al trabajo colectivo con sus antiguos compañeros y acompaña con algunas imágenes oportunamente incorporadas. Carles Sans reafirma, ahora a título individual, esa condición de cómico que, como tantos otros, inició en aquellos beneméritos grupos de aficionados y que dio al traste con el deseo paterno de convertirse en un probo y respetable profesional del Derecho. Una elección muy mal recibida por su progenitor pero que ha hecho de él todo un referente del teatro español contemporáneo (y en excelentísimo señor, condición que otorga la Medalla de Oro de las Bellas Artes que le concedió el rey ¡qué grande es el país que hace excelentísimos a sus cómicos!)

Dirigido por José Corbacho, Carles Sans conecta como siempre con el espectador, aunque ahora lo hace de una forma diferente, y lo consigue sin tener que recurrir a recursos fáciles, simplemente utilizando una sabiduría escénica que es fruto de muchos años de trabajo incansable. A diferencia de otros monologuistas -género por cierto muy de moda en el teatro actual- el interés de su actuación no decae ni un momento y lo cierto es que el espectáculo llega a su término sin cansancio alguno (para el espectador, nos tememos que no para el actor) con el secreto deseo de que hubiera durado algo más. Una prueba de fuego de la que Carles Sans sale de nuevo airoso.

 

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