Así fue la ceremonia de apertura de unos Juegos Olímpicos más rompedora de la historia

Este viernes, París se vistió de gala para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de la XXXIII Olimpíada, un evento que será recordado no solo por su grandiosidad y belleza, sino también por la meticulosa planificación y seguridad implementada. Desde el primer momento, la capital francesa se convirtió en un escenario de celebración y cultura, con la majestuosidad del río Sena como telón de fondo para una noche inolvidable.

La ceremonia comenzó con un emotivo vídeo en el que el exfutbolista francés Zinedine Zidane portó la antorcha olímpica, un símbolo de paz y esperanza. Este gesto dio inicio a una de las partes más esperadas de la noche: el desfile de los deportistas. Encabezados por la delegación griega, tradición que honra los orígenes de los Juegos Olímpicos, más de 10,000 atletas de todo el mundo cruzaron el río Sena en barcos especialmente decorados para la ocasión.

El evento contó con medidas de seguridad sin precedentes, incluyendo el cierre del espacio aéreo sobre París. A pesar de las amenazas de lluvia, el clima se mantuvo favorable y no interfirió con el desarrollo de la ceremonia, permitiendo que los asistentes disfrutaran de un espectáculo al aire libre sin contratiempos.

El río Sena se transformó en un lienzo de expresiones culturales y artísticas. Entre los momentos más destacados, la actuación de Lady Gaga fue un punto culminante, interpretando "Mon truc en plumes" en francés, un homenaje al icónico cabaret parisino y la cultura francesa. La ceremonia también incluyó referencias a figuras y símbolos del patrimonio cultural de Francia, como Moulin Rouge, Les Misérables y la Gioconda, subrayando los temas de "Libertad, Igualdad y Fraternidad".

La antorcha olímpica recorrió puntos emblemáticos de la ciudad, incluyendo la Torre Eiffel, los Jardins de les Plantes, la catedral de Notre-Dame, el Museo del Louvre y el Museo d'Orsay. Estos lugares no solo sirvieron como telón de fondo, sino que también simbolizaron la rica historia y cultura de París, fusionando pasado y presente en una celebración global.

La delegación española, que compartió barco con Estonia, estuvo compuesta por aproximadamente cien deportistas catalanes. Los abanderados, Támara Echegoyen, regatista, y Marcus Cooper, piragüista, lideraron el equipo con orgullo y entusiasmo.

Uno de los momentos más conmovedores de la noche fue la interpretación de La Marsellesa por la mezzosoprano Axelle Saint-Cirel desde el Grand Palais. Este canto patriótico resonó con fuerza, llenando de emoción a los presentes y televidentes de todo el mundo. Posteriormente, el tenista español Rafa Nadal fue uno de los últimos en portar la antorcha, conduciéndola al Trocadero, donde finalmente se encendió el pebetero olímpico, marcando el inicio oficial de los Juegos.