¿Volverán los Juegos Olímpicos a Barcelona en 2036?

El concejal de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona, David Escudé, ha abierto la puerta a que Barcelona vuelva a acoger unos Juegos Olímpicos en el futuro

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Foto: EuropaPress, CanvaPro de Patrice_Audet, Wikipedia Commons

 

El concejal de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona, David Escudé, ha abierto la puerta a que Barcelona vuelva a acoger unos Juegos Olímpicos en el futuro: "Nos encantaría que, en 2036, Barcelona optara nuevamente a ser candidata olímpica y trabajaremos para hacerlo posible".

Lo ha dicho en sesión de Rethink BCN de la Societat Barcelonesa d'Estudis Econòmics i Socials de Foment del Treball (SBEES) que ha compartido con el presidente de la Unió de Federacions Esportives de Catalunya (UFEC), Gerard Esteva.

Escudé ha asegurado que la voluntad del gobierno municipal es que la ciudad siga acogiendo grandes eventos deportivos y que "Barcelona apuesta por mantener encendida la llama olímpica".

Esteva, por su parte, ha lamentado la falta de equipamientos deportivos que hay en Barcelona "debido a sus limitaciones geográficas" y el espacio limitado para crecer que tiene.

Escudé ha apuntado que es necesario fortalecer la relación público-privada para hacer grandes eventos, pero también cambiar cosas para que todos los ciudadanos "tengan un equipamiento deportivo a 15 minutos a pie desde su casa".

Lo que está claro es que los Juegos Olímpicos marcaron un antes y un después para la ciudad, y la posibilidad de que se vuelva a repetir un evento deportivo tan importante como este es algo del todo interesante. 

En los últimos años, la ciudad ha fortalecido su reputación como referente del deporte al acoger eventos de gran envergadura como la Copa América y estar programada como el punto de partida del Tour de France en 2026. Pero su ambición no se detiene ahí: la ciudad busca también ser una de las sedes del Mundial de Fútbol de 2030, que será organizado conjuntamente por España, Portugal y Marruecos.

 

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Foto: EuropaPress

 

Los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992: Un antes y un después para la ciudad

Los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 marcaron un hito en la historia de la ciudad y en la proyección internacional de España. No solo se trató de un evento deportivo de primer nivel, sino de una transformación urbanística, económica y social sin precedentes, que colocó a Barcelona en el mapa global como un destino turístico y cultural de renombre. Este evento fue el catalizador de una nueva era para la ciudad, que sigue disfrutando de los beneficios hasta el día de hoy.

 

La transformación urbanística y el "Modelo Barcelona"

Antes de los Juegos, Barcelona era una ciudad con potencial, pero con muchos desafíos en infraestructura y servicios. El Comité Organizador de los Juegos, junto con el ayuntamiento y el gobierno español, aprovecharon la oportunidad para renovar completamente la ciudad. Se invirtieron grandes cantidades de recursos en proyectos de construcción y modernización que redefinieron su imagen.

Uno de los aspectos más destacados fue la apertura de la ciudad hacia el mar. Hasta entonces, Barcelona había vivido de espaldas a sus playas, con áreas industriales que bloqueaban el acceso. La creación de la Villa Olímpica y la remodelación del frente marítimo transformaron las playas en espacios recreativos y turísticos. Esta iniciativa fue clave en lo que hoy se conoce como el "Modelo Barcelona", que ha sido estudiado y replicado en muchas ciudades del mundo.

 

Repercusiones económicas y turísticas

Los Juegos Olímpicos también impulsaron el desarrollo económico de la ciudad. La inversión inicial de cerca de 9.000 millones de dólares generó nuevas infraestructuras, como aeropuertos, carreteras y redes de transporte público. Esto mejoró la conectividad y la logística, lo que favoreció el crecimiento del turismo, una de las principales fuentes de ingresos de Barcelona desde entonces.

Tras los Juegos, el número de turistas que visitan Barcelona se disparó, situándose como una de las principales ciudades turísticas de Europa. Esta transformación atrajo también a inversores internacionales, lo que convirtió a la ciudad en un centro de negocios y cultura a nivel global.

 

Un legado cultural y social

Además de las mejoras urbanísticas y económicas, los Juegos Olímpicos de 1992 dejaron un legado cultural y social significativo. El evento promovió un sentimiento de orgullo local y cohesión social entre los barceloneses, al mismo tiempo que proyectaba una imagen moderna y abierta de España al resto del mundo. El éxito organizativo y la impecable ejecución de los Juegos demostraron que España podía estar a la altura de los grandes eventos internacionales.

 

Sirera (PP): "Barcelona puede y debe acogerlos"

Esta posibilidad cuenta, además, con uno de los partidos de la oposición en el consistorio y la principal fuerza de la oposición en España, el PP.

A través de su perfil de X, su líder en el gobierno municipal, Daniel Sirera, dijo que la ciudad "puede y debe acoger los Juegos Olímpicos", si bien habló de 2040 y aseguró que llevarán la cuestión al Pleno de este mes.

 

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