El Barça se divierte de lo lindo en el infierno del Estrella Roja (2-5)

Los de Hansi Flick son sextos en la tabla y el equipo que más goles ha marcado en Champions

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Imágenes de celebración se vieron 5 veces en Serbia. Foto: FCB

 

Al Barça no le importa que el escenario sea el Olímpic de Montjuïc, el Santiago Bernabéu o el Marakana de Belgrado. Gana. Y se divierte. Y se nota. Todo funciona, las piezas que entran y salen del equipo no hacen que la orquesta desafine.

La última victoria, la última goleada, fue la noche del 7 de noviembre en la capital de Serbia contra el Estrella Roja (2-5), un resultado que hace que los de Hansi Flick sean sextos en la tabla y el equipo que más goles ha marcado en Champions.

El camino a la victoria comenzó con un susto. Hansi Flick había advertido sobre los peligros de la complacencia, especialmente tras la última actuación en el derbi. Sin embargo, el Estrella Roja logró penetrar la línea defensiva, y solo la anulación del primer gol rival mantuvo al Barça a flote. Con el Pequeño Maracaná rugiendo, Lamine Yamal se convirtió en el primer aviso de lo que estaba por venir. Y al minuto 13, el silencio se apoderó de Belgrado: Raphinha lanzó un centro con una precisión quirúrgica, que encontró la cabeza de un Iñigo Martínez imparable para poner el 0-1.

El Estrella Roja no tardó en responder. Con una jugada meticulosa, Silas rompió la línea defensiva y batió a Iñaki Peña, provocando una explosión de júbilo en el estadio. Pero el Barça, lejos de amedrentarse, se reencontró con su garra y volvió a la carga. Pedri, con inteligencia y visión, dejó un balón perfecto para Raphinha, cuyo disparo raso dejó un rebote que Lewandowski no desaprovechó. El polaco disipó los fantasmas y permitió al Barça respirar al llegar al descanso.

El inicio de la segunda mitad fue una muestra de fuerza. Lewandowski tuvo tres ocasiones, y en la tercera, tras una asistencia de Jules Koundé, no perdonó: el 1-3 quedaba sellado y la afición culé enloquecía. Raphinha se sumó a la fiesta con un disparo al palo que solo un arquero legendario podría haber detenido, sentenciando el 1-4.

El dominio del Barça era absoluto, el Estrella Roja se desmoronaba y apenas podía sostener el embate. Koundé, incansable, habilitó a Fermín López para el quinto tanto, una recompensa a la entrega del joven guerrero. A pesar de un último suspiro del Estrella Roja, con un gol de Milson que puso algo de sabor local, el Barça se erigió triunfante en una tierra hostil.

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