El Barça enamora, golea y se divierte contra el Betis (5-1)

Los de Hansi Flick han recuperado su mejor versión, que ya exhibieron a principio de curso

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Pedri está de dulce. Foto: FCB

 

Una gélida noche de enero se transformó en un festín de goles y una exhibición de poderío. El Barça, lejos de relajarse tras conquistar la Supercopa de España ante el eterno rival, volvió a desplegar su mejor versión para arrollar al Real Betis (5-1) y avanzar a los cuartos de final de la Copa del Rey.

El inicio fue fulminante. Apenas habían transcurrido tres minutos cuando Gavi, con la frialdad de un veterano y un gesto técnico impecable, mandó el balón al fondo de la red tras una brillante jugada colectiva. El tanto, que no celebró por respeto a su pasado bético, marcó el inicio de una tormenta imparable que el Betis apenas logró resistir. Dani Olmo, eléctrico como un relámpago, tuvo varias ocasiones claras, incluyendo un disparo que estremeció el palo, pero el 1-0 fue suficiente para asfixiar a un equipo verdiblanco que se vio encerrado en su área durante todo el primer tiempo.

El segundo gol no tardó en llegar, fruto de la magia de Lamine Yamal. Con una visión de juego deslumbrante, el joven prodigio envió un pase aéreo que Koundé transformó en una volea imparable. Aunque el VAR anuló un par de goles blaugranas en la primera parte, el dominio del Barça era incuestionable, dejando al Betis como un espectador más de su propio sufrimiento.

La segunda mitad comenzó con un amago de reacción bética, pero el Barça, liderado por Yamal, no tardó en apagar cualquier esperanza. En el minuto 55, el joven talento remató con precisión un pase de Frenkie de Jong, aunque nuevamente el VAR lo anuló. Poco después, Raphinha aprovechó un rebote para ampliar la ventaja, y Ferran Torres, con una semivolea precisa, selló el cuarto tanto en una jugada que reflejó el espíritu imparable del equipo.

Y entonces llegó el momento que todos esperaban. Lamine Yamal, brillante durante todo el encuentro, finalmente encontró la red y pudo celebrar su gol tras una corrección del VAR. La ovación del público al ser sustituido fue un homenaje al joven que ya lidera con descaro y talento las noches grandes del Barça.

El Betis maquilló el marcador con un penalti convertido por Vitor Roque, un jugador cedido por el propio Barça que evitó celebrar su gol, añadiendo un toque de morbo a un partido que ya estaba decidido.

Con esta victoria, el Barça no solo selló su pase a cuartos, sino que consolidó su aura de equipo invencible bajo el mando de Hansi Flick. La manita fue mucho más que un marcador: fue una declaración de intenciones, una demostración de que este equipo no descansa en su búsqueda de la excelencia. Montjuïc fue testigo de otra noche gloriosa, donde el Barça reafirmó su hambre de títulos y su capacidad para emocionar a todo un estadio.

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