El difícil acceso a la vivienda: alquileres disparados y jóvenes atrapados en las ciudades
En ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Zaragoza, tanto alquilar como comprar una vivienda implica superar este límite
El mercado del alquiler en España ha experimentado un aumento considerable en los precios y una reducción en la oferta, afectando no solo a los colectivos más vulnerables, sino también a los hogares de renta media. En ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Zaragoza, las familias enfrentan dificultades para costear el alquiler, llegando incluso a hacer un mayor esfuerzo económico que en el caso de adquirir una vivienda mediante hipoteca.
Esta situación incumple la recomendación del Banco de España de no destinar más del 30% de los ingresos al pago de la vivienda, especialmente en las dos principales ciudades, Madrid y Barcelona. En estas urbes, tanto alquilar como comprar una vivienda implica superar este límite.
La situación es aún más crítica para los jóvenes, quienes encuentran casi imposible acceder a una vivienda, ya sea en alquiler o en propiedad. Los precios altos y la escasez de oferta hacen que un joven de renta media apenas pueda permitirse un pequeño apartamento.
De hecho, para ajustarse a las recomendaciones de no superar el 30% de los ingresos en el pago de vivienda, un joven solo podría optar a pisos de menos de 30 metros cuadrados. En el caso de que alquilen una vivienda de 45 metros cuadrados, tendrían que destinar la mitad de sus ingresos al alquiler, lo cual es insostenible a largo plazo.
Un informe elaborado por Marina Asensio y Javier Serrano para Funcas revela que la situación de los jóvenes es especialmente alarmante. El porcentaje de hogares entre 16 y 29 años donde el jefe de familia ha adquirido una vivienda se ha reducido drásticamente en las últimas dos décadas, pasando del 47,7% en 2004 al 29% en 2023.
A todo esto se suma la escalada de precios en las grandes ciudades, mientras que los salarios han permanecido estancados. Los alquileres han subido un 8,9% en Madrid y un 24,6% en Barcelona desde 2010, mientras los ingresos reales de los jóvenes apenas han cambiado. Este panorama ha hecho que el acceso a una vivienda, tanto para alquilar como para comprar, sea una tarea prácticamente imposible para buena parte de la población.
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