El Corte Inglés de Portugal aspira a "ocupar una parte del corazón de múltiples generaciones de portugueses"
Bau ha recordado que fue en el año 2001 cuando se tomó la decisión de internacionalizar los grandes almacenes
El director general corporativo y financiero de El Corte Inglés, Santiago Bau, ha reconocido que la compañía aspira con su sede en Portugal a, "con el tiempo, ocupar una pequeña parte del corazón de múltiples generaciones de portugueses", construyendo de esta manera "algo parecido a lo que el Corte Inglés de España ha construido con los españoles".
Así se ha expresado el director general corporativo de la empresa española durante la conferencia celebrada este martes 'Inspira Portugal, 50 años después', que ha acogido un panel centrado en la economía y las empresas, en el que ha participado, además de Bau, el director ejecutivo de la farmacéutica Bial, António Portela, y ha sido moderado por el presidente de la Cámara de Comercio Hispano-Portuguesa, António Calçada.
De esta manera, el directivo ha aprovechado la ocasión para detallar que la única forma de cumplir la aspiración de que la sede lusa de El Corte Inglés llegue a ser percibida como una firma propiamente portuguesa es hacerlo "desde el respeto a la cultura local y a las sociedades locales, integrándose y formando parte de ellas, al tiempo que colaborando con las agendas sociales locales".
Decisión "muy valiente"
En este sentido, Bau ha recordado que fue en el año 2001 cuando se tomó la decisión de internacionalizar los grandes almacenes, siendo el primer destino elegido Portugal, y en concreto, su capital Lisboa.
"Aquello fue una decisión muy valiente, porque siempre se ha dicho que los negocios de grandes almacenes viajan mal, y es verdad que viajan mal", ha explicado el ejecutivo, para luego añadir que dicha decisión llevaba implícita "compromiso y convicción, a la vez que evocaba continuidad, ya que no hay otra forma de plantearlo".
En esta línea, Bau ha subrayado que fue un proceso "particularmente complejo", ya que la internacionalización plantea "problemas culturales al no existir dos países iguales, por lo que los gustos de los consumidores son distintos, los productos que quieren son diferentes y la forma de presentar esos productos es distinta también".
Asimismo, el director financiero de El Corte Inglés ha revelado que se tomó la decisión de instalarse en Portugal fundamentalmente "porque los portugueses lo querían".
"Pedían a gritos un Corte Inglés, porque lo sentían y lo vivían como una tienda que podía ser de conveniencia de día a día", ha llegado a afirmar Bau.
Proceso de internacionalización muy duro
De su lado, el director ejecutivo de la farmaceútica ha coincidido con Bau al reconocer que su proceso de entrada en España "fue muy duro". "Fue muy duro por nuestra responsabilidad, ya que yo creo que no nos preparamos suficientemente y no estudiamos bien el mercado español", ha manifestado Portela.
En cuanto al camino que ha seguido la compañía presidida en la actualidad por Marta Álvarez desde su desembarco en el país vecino, Bau ha resaltado el desafío que supuso el diseñar un proceso "totalmente diferente en el cual los empleados de Portugal asimilaran los valores de El Corte Inglés casi de forma anterior a la apertura de la tienda".
"Por el camino hemos descubierto que a los portugueses les gusta todavía más Portugal de lo que pensábamos y por lo tanto el peso de los productos portugueses tiene que aumentar cada año y, sobre todo, en categorías como alimentación, ya que, si alguien se cree que el Corte Inglés lo que hace es llevar productos españoles de alimentación a Portugal, eso lo hace de forma muy marginal, ya que el 91% de nuestros proveedores de alimentación en Portugal son portugueses", ha detallado el director general corporativo.
Por último, Bau ha hecho hincapié en que, al fin y al cabo se trata de un ejercicio diario de escuchar al cliente, entenderle e intentar darle el mejor servicio posible", para luego añadir, ya en clave europea, que cree que es muy importante "tomar conciencia de una nacionalidad casi europea, por lo menos a nivel empresarial, porque la internacionalización exige escala y los competidores la tienen".
"Si queremos realmente que Europa dé origen a campeones globales, tenemos que pensar en términos menos parroquiales y más en términos continentales", ha zanjado Bau.
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