El G20 se reúne para debatir la implementación de un impuesto global a las grandes fortunas

Los líderes del G20 se reunirán este lunes y martes en Río de Janeiro para debatir una propuesta innovadora: la implementación de un impuesto global a las grandes fortunas. La iniciativa, liderada por Brasil como presidente temporal del foro, propone un tributo del 2% sobre la riqueza de los aproximadamente 3.300 multimillonarios del mundo. Según cálculos preliminares, esta medida podría generar entre 200.000 y 250.000 millones de dólares anuales, que se destinarían a combatir problemas globales como la pobreza, el hambre y el cambio climático.

Aunque la propuesta es ambiciosa, la falta de consenso entre los ministros de Economía en reuniones previas ha dejado el futuro del impuesto en manos de los jefes de Estado. En la última reunión de julio en Río de Janeiro, los ministros mencionaron superficialmente el tema en una declaración histórica para Brasil, que aboga por una cooperación tributaria internacional para garantizar que los ultrarricos contribuyan de manera efectiva. Sin embargo, la oposición de países clave como Estados Unidos y Alemania contrasta con el apoyo explícito de Francia, España y Sudáfrica, quien asumirá la presidencia del G20 tras Brasil.

España pide la creación de una base con los datos de los ingresos y activos de todos los multimillonarios

Desde el gobierno brasileño, el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, ha buscado alianzas internacionales en foros como la ONU y la OCDE para desarrollar posibles vías de implementación. Por su parte, el ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, ha señalado la necesidad de una hoja de ruta que incluya la creación de una base de datos internacional sobre los ingresos y activos de los multimillonarios. Mientras tanto, expertos brasileños consideran que incluir la propuesta en la agenda del G20 ya es un avance significativo hacia la tributación progresiva como herramienta para reducir desigualdades globales.

El debate sobre la justicia tributaria no es nuevo, pero ha cobrado fuerza en la última década debido al creciente desequilibrio en la distribución de la riqueza. Según informes del Foro Económico Mundial, el 1% más rico de la población mundial posee más del 45% de la riqueza global, mientras que millones de personas viven en condiciones de pobreza extrema. Implementar un impuesto global a los multimillonarios no solo buscaría paliar este desequilibrio, sino también financiar proyectos esenciales para combatir crisis actuales como el cambio climático, que amenaza con desestabilizar aún más las economías mundiales.

El G20 y su giro en 2008

El G20 está compuesto por las veinte principales economías del mundo: Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea como bloque. Este grupo reúne a países desarrollados y emergentes que representan más del 80% del PIB global, el 75% del comercio internacional y dos tercios de la población mundial.

Fundado en 1999, tras la crisis financiera asiática, el G20 surgió para mejorar la coordinación económica global. Inicialmente, se centró en las reuniones de ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales, pero desde 2008, se amplió a las cumbres de líderes para enfrentar la crisis financiera global. Sus principales logros incluyen la respuesta coordinada a esa crisis, medidas para regular los mercados financieros y el respaldo al Acuerdo de París sobre cambio climático. A pesar de estos avances, el G20 a menudo enfrenta desafíos internos debido a los intereses divergentes de sus miembros, lo que dificulta llegar a consensos en temas cruciales como la equidad tributaria y la sostenibilidad ambiental.