Verges (Girona) baila con la muerte: la tradición medieval que transforma la Semana Santa catalana

Este Jueves Santo, cuando la noche cayó sobre Verges (Girona), el tiempo pareció detenerse. Las luces se atenuaron, los tambores comenzaron a resonar, y el alma medieval del pueblo se hizo presente: regresaba la emblemática procesión de Semana Santa, coronada por una de las tradiciones más antiguas y estremecedoras de Europa: la Dansa de la Mort

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Imágenes cedidas a CatalunyaPress

 

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Con raíces que se hunden en la Edad Media, esta danza ritual ha recorrido las calles empedradas del casco antiguo de Verges desde 1666. Solo dos años —2020 y 2021, por la pandemia— consiguieron silenciarla. Pero este 2025, vuelve con fuerza, imágenes renovadas y una puesta en escena que estremece el alma.

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Un viaje al pasado entre muros de piedra

La tarde arrancó con los Manages, soldados romanos que desfilaron por las calles anunciando el inicio de una jornada cargada de simbolismo y misticismo. La plaza Mayor se convirtió en teatro viviente con la representación del Misterio de la Pasión de Cristo, antes de que comenzara la solemne procesión.

Pasada la medianoche, ya en Viernes Santo, la villa medieval —custodiada por sus murallas y torres— se sumió en la oscuridad. La procesión avanzó entre sombras, antorchas y silencio, mientras se escenificaban momentos como las tres caídas de Jesús, acompañadas por una impresionante ambientación de luz y sonido que envolvía a los asistentes en una atmósfera casi hipnótica.

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La Dansa de la Mort: cuando la muerte baila

Y entonces llegó ella, la gran protagonista: la Dansa de la Mort. Diez figuras emergieron del corazón del cortejo. Cinco esqueletos danzaron al ritmo sordo de un tambor, ejecutando una coreografía ancestral, mientras otras cinco figuras con túnicas negras caminaban en procesión, sin bailar, como portadoras del silencio eterno.

El capdanser, o bailarín principal, encabezaba la danza blandiendo una guadaña con la inscripción "Nemini Parco"A nadie perdono. El banderer agitaba una bandera negra con las palabras "Lo temps és breu"El tiempo es breve. Uno de los esqueletos portaba un reloj, símbolo final e inapelable del destino humano.

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Final en silencio, emoción colectiva

El cortejo finalizó en la iglesia parroquial de Verges, donde los danzantes, en profundo silencio, ofrecieron una reverencia al Santísimo. Sin una palabra, sin un aplauso. Solo respeto, emoción y la certeza de haber vivido algo único.

Desde 2010, esta celebración está reconocida como Fiesta Patrimonial de Interés Nacional. Pero quienes la presencian en directo saben que no se trata solo de patrimonio: es una experiencia visceral, estética, espiritual. Verges no escenifica la muerte. Verges la honra, la desafía y la baila.

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