Tensa diplomacia en el G20: Acuerdo ambiguo sobre la guerra en Ucrania

Después de exhaustivas y agotadoras negociaciones que consumieron 200 horas de conversaciones sin interrupciones, más de 300 reuniones bilaterales y la redacción de 15 borradores, los países miembros del G20 lograron finalmente alcanzar un consenso en torno a una declaración conjunta sobre la situación en Ucrania. Sin embargo, el acuerdo, que fue elogiado como un triunfo diplomático por la India, generó descontento al adoptar principios generales en lugar de condenar específicamente la invasión rusa, como se hizo en la reunión anterior en Bali hace un año.

Un aspecto particularmente destacado de esta cumbre fue la ausencia de una invitación al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskiy, para dirigirse a la asamblea, lo que resultó en que el único participante directamente relacionado con el conflicto fuera Rusia, representada por su Ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov.

El texto acordado, que fue sellado al menos 24 horas antes del cierre de la cumbre, reconoció de manera ambigua las diferentes evaluaciones de la situación y afirmó la importancia de los principios de soberanía nacional y el respeto a la Carta de las Naciones Unidas, las resoluciones anteriores de la ONU sobre Ucrania y la inadmisibilidad del uso de armas nucleares. Sin embargo, se destacó que no repetía la condena explícita de la invasión rusa ni la exigencia de retirada inmediata e incondicional de las tropas rusas, como se hizo en Bali.

El Ministro de Asuntos Exteriores de la India, S. Jaishankar, restó importancia a las críticas, argumentando que la situación y el contexto habían cambiado desde la reunión en Bali hace un año. Esto refleja la determinación de la India de mantener una posición neutral en el conflicto ucraniano.

Si bien algunos observadores elogiaron el acuerdo como un logro en medio de divisiones en el G20, otros expresaron preocupación sobre las consecuencias de no condenar abiertamente la agresión rusa en Ucrania. Ucrania, en particular, manifestó su insatisfacción con el resultado, calificándolo de inadecuado.

El acuerdo podría considerarse en última instancia como un paso en falso en los esfuerzos diplomáticos de Ucrania, que había buscado apoyo internacional en los meses previos a la cumbre, realizando gestiones diplomáticas hacia países como Arabia Saudita, Turquía, India y partes de África.

En un contexto más amplio, este episodio refleja una posible disminución de la prioridad de Ucrania en la política exterior de Estados Unidos, especialmente en un año electoral en el que el gobierno de Joe Biden parece estar enfocándose más en la consolidación de alianzas para hacer frente a China en la región del Indo-Pacífico.

Se señala que la deferencia hacia el líder indio, Narendra Modi, fue uno de los factores que influyeron en la decisión de Estados Unidos de no presionar fuertemente la cuestión ucraniana en la cumbre. Se considera que la relación entre Estados Unidos e India es de suma importancia, ya que India representa un poderoso rival para China y, según algunos, es "la relación más importante del planeta", en palabras de Kurt Campbell, a quien se conoce como el zar del Indo-Pacífico de Biden.

El acuerdo en el G20 también abrió la puerta a propuestas intrigantes pero aún vagas, como un posible enlace energético y de transporte entre India y Europa a través de Oriente Medio, que podría convertirse en una alternativa conceptual a la controvertida Iniciativa del Cinturón y la Ruta de China. Se espera que los funcionarios de los países involucrados presenten un cronograma para estos proyectos en los próximos 60 días.

En resumen, la cumbre del G20 refleja la complejidad de las relaciones diplomáticas internacionales en un mundo dividido, con una India neutral tomando el centro del escenario y un enfoque ambiguo hacia la situación en Ucrania, mientras Estados Unidos busca alianzas para enfrentar a China en un escenario geopolítico cada vez más desafiante.