Así era la red de espías rusos en España desmantelata
El Gobierno expulsó a 27 al comienzo de la guerra de Ucrania de nuestro país
José Manuel Albares anunció tras un Consejo de Ministros el 5 de abril de 2022 que el Gobierno de España había adoptado la acción diplomática contra Rusia, de expulsar a 27 personas que ya estaban adoptando otros países de la OTAN y de la Unión Europea transcurrido algo más de un mes desde que las fuerzas armadas rusas habían comenzado la invasión a gran escala de Ucrania, a finales de febrero de ese año.
Estos movimientos diplomáticos se adoptaron en coordinación con otros países aliados, y al ver que sólo Lituania expulsaba al embajador ruso, pero no lo hacían Francia, Alemania y otros gobiernos, Sánchez optó por permitir al embajador de Rusia que permaneciera en Madrid.
Rusia respondió expulsando a 27 personas de la Embajada de España en Moscú y del Consulado General de España en San Petersburgo.
La expulsión era una medida diplomática, de motivación política, adoptada como gesto del Gobierno de España para secundar la respuesta de los países de la Unión Europea y de la OTAN frente a la invasión rusa de Ucrania.
Pero el ministro Albares la justificó también por ser los expulsados “diplomáticos rusos y de personal de la embajada de la Federación Rusa en España que representan una amenaza para los intereses de seguridad de nuestro país”.
Era una fórmula eufemística, habitual en estos casos, para acusarles veladamente de trabajar para los servicios de inteligencia rusos.
Los agentes españoles dedicados a la contrainteligencia supieron con antelación que se prepara la expulsión, precisamente porque entre quienes iban a ser enviados de vuelta a Rusia estaban algunos de sus objetivos: rusos con acreditación diplomática en España a los que ellos vigilaban por sus actividades de espionaje.
Aunque la expulsión respondía a motivaciones políticas, de medida de presión diplomática por la invasión de Ucrania, el Gobierno aprovechó para sacar de España a rusos que se movían con cierta protección por tener acreditación diplomática, y que realmente trabajaban para los servicios de inteligencia de Rusia.
Es decir, que un número elevado del total de 27 expulsados habían sido identificados por la contrainteligencia española como espías rusos.
Una quincena de los rusos en España identificados como espías trabajaban para el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, conocido por las siglas SVR, que corresponden a las iniciales de la transliteración del ruso a la escritura latina.
Recientemente, el semanario alemán Der Spiegel publicó unos documentos, atribuidos a este servicio, con un supuesto plan para lanzar campañas de desinformación en Alemania y otros países de Europa que generaran “miedo” entre la población con motivo de la guerra de Ucrania.
La otra mitad de los rusos que los servicios españoles identificados como agentes de inteligencia, de nuevo en torno a quince, estaban encuadrados en el Directorio Principal del Alto Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia.
Este servicio de inteligencia militar es conocido por las siglas GRU, que corresponden a la antigua denominación en ruso de esta misma agencia durante la etapa soviética. Por este servicio pasaron espías tan notables como Richard Sorge, Ursula Kuczynski y Alexander Radó, protagonistas de operaciones de inteligencia en la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría.
Más allá de esas presuntas visitas a España de agentes de alto rango del GRU a España, en nuestro país había en 2022 una quincena de miembros de este servicio de inteligencia militar con acreditación diplomática.
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