La ultraderecha se impone en Alemania: ¿y ahora, qué?

Alternativa para Alemania (AfD), liderado por Björn Höcke, obtuvo el 32,9% de los votos en Turingia

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La ultraderecha se impone en Alemania: ¿y ahora, qué? | Europa Press

 

La región de Turingia, en el este de Alemania, ha vivido un hecho sin precedentes en la política moderna del país: la victoria de un partido de extrema derecha en unas elecciones regionales. Alternativa para Alemania (AfD), liderado por Björn Höcke, obtuvo el 32,9% de los votos, lo que les otorga 32 de los 88 escaños en el Parlamento de Turingia. Este resultado marca un momento histórico, siendo la primera vez que un partido de extrema derecha gana unas elecciones en un Land de la República Federal de Alemania.

Esta victoria es especialmente significativa considerando la historia política de Alemania. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y la caída del nazismo, el país ha mantenido un firme rechazo hacia los movimientos de extrema derecha. No obstante, los resultados en Turingia recuerdan eventos del pasado, como en 1930, cuando el Partido Nacional Socialista (NSDAP) obtuvo representación en un gobierno regional en esta misma región.

El descontento con los gobiernos actuales en Erfurt, donde Die Linke gobierna en minoría, y en Berlín, liderado por una coalición de socialdemócratas, liberales y verdes, ha sido un factor clave en el ascenso de AfD. A lo largo de los años, AfD ha pasado de un discurso principalmente antieuropeo y antieuro a una retórica centrada en posiciones antiinmigración y antiislamistas, logrando captar el apoyo de sectores de la población preocupados por estos temas.

AfD ha sabido capitalizar eventos como el atentado de Solingen, en el que un refugiado sirio causó la muerte de tres personas, para promover su agenda. Durante su campaña, han utilizado lemas provocativos como "Höcke o Solingen" para consolidar su base de apoyo y generar un clima de miedo y rechazo hacia la inmigración. Este enfoque ha demostrado ser efectivo, movilizando a votantes preocupados por cuestiones de seguridad y cambio cultural.

En contraste con el éxito de AfD, los partidos de la coalición de gobierno a nivel federal obtuvieron solo el 10,5% de los votos en Turingia. Aunque el SPD logró asegurar su presencia en el Parlamento regional con 6 escaños, sigue siendo un actor menor en la política de la región. En el vecino estado de Sajonia, los resultados muestran una lucha cerrada entre la CDU y AfD, con 41 y 40 escaños respectivamente, mientras que los socialdemócratas y los verdes sólo suman 17 de los 120 escaños disponibles. Esto refleja un panorama político en el que las fuerzas tradicionales pierden terreno frente a opciones más radicales.

A pesar de su victoria, AfD no gobernará en Turingia debido al "cordón sanitario" aplicado por otros partidos, que se niegan a colaborar con ellos. La CDU, con 23 escaños (23,75% de los votos), busca formar alianzas con el SPD y la BSW (Alianza Sahra Wagenknecht), que cuenta con 15 diputados. Esta posible coalición sumaría 44 escaños, uno menos de los necesarios para alcanzar una mayoría estable.

Björn Höcke ha insistido en que AfD tiene el derecho a gobernar como la fuerza más votada, pero tanto la CDU como la BSW rechazan cualquier cooperación con ellos. Incluso Sahra Wagenknecht, líder de BSW, ha dejado claro que no apoyará a AfD, a pesar de las similitudes ideológicas en algunos puntos de sus plataformas políticas.

El ascenso de AfD ha transformado la dinámica política en Alemania, dificultando la formación de mayorías claras y estables. Franco delle Donne, experto en comunicación política, ha señalado que aunque no se esperan gobiernos liderados por AfD en el corto plazo, no se puede descartar esta posibilidad a largo plazo. La presencia de AfD y BSW, ambos con discursos populistas y posturas críticas hacia la inmigración, complican la creación de alianzas tradicionales y reflejan un cambio en el panorama político alemán.

En el horizonte, las próximas elecciones en Brandemburgo servirán como un nuevo indicador de la fuerza de AfD, mientras que las elecciones federales programadas para el 28 de septiembre de 2025 podrían marcar un punto de inflexión en la política nacional. Según las encuestas, la CDU lidera actualmente la intención de voto, con AfD consolidándose como la segunda fuerza política más fuerte. Si AfD continúa ganando apoyo, existe el riesgo de un cambio significativo en el panorama político de Alemania.

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