El día más negro en la historia de Israel cumple un año

Este lunes 7 de octubre habrán pasado 365 días de la masacre protagonizada por Hamás, que provocó la muerte de más de 1.200 civiles israelíes, el secuestro de otros más de 200, y la muerte de más de 42.000 palestinos

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Los cuerpos de los milicianos palestinos pueden verse después de que el ejército israelí recuperara el control del kibutz Be'eri | Europa Press

 

El 7 de octubre de 2023, hoy casi un año, Hamás llevó a cabo el ataque más mortífero y coordinado contra Israel en la historia. En plena madrugada, las fuerzas de élite Nukba, junto a militantes y civiles armados, lanzaron un asalto simultáneo contra más de 20 comunidades fronterizas israelíes y un festival de música en el desierto. Aproximadamente 6.000 atacantes participaron, de los cuales 3.800 formaban parte de la élite de Hamás y 2.200 pertenecían a otras organizaciones armadas o eran civiles palestinos que se unieron al ataque. El nivel de coordinación y violencia sorprendió tanto a las autoridades israelíes como a la comunidad internacional.

El ataque resultó en una tragedia sin precedentes para Israel. Más de 1.200 personas fueron asesinadas, la mayoría de ellas civiles, lo que convirtió al 7 de octubre en el día más sangriento en la historia de Israel. Entre las víctimas se encontraban asistentes a un festival de música. Además de los muertos, más de 250 personas fueron secuestradas y llevadas a Gaza, donde aún permanece un centenar de ellos.

El 8 de octubre de 2023, un día después del ataque, el gobierno de Israel, bajo una intensa presión interna y externa, declaró formalmente la guerra a Hamás. Como parte de la respuesta militar, Israel movilizó a 300.000 reservistas, una de las mayores movilizaciones desde la guerra de Yom Kipur en 1973, con el claro objetivo de desmantelar por completo a Hamás y su infraestructura en Gaza.

Sin embargo, la ofensiva israelí trajo consigo un alto coste. En los enfrentamientos posteriores, más de 340 soldados israelíes perdieron la vida, intensificando el dolor de una nación ya profundamente herida por las bajas civiles. En la Franja de Gaza, el saldo fue aún más devastador. Según cifras proporcionadas por Hamás, más de 42.000 personas murieron como resultado de los ataques israelíes. Aunque no se distinguió claramente entre civiles y combatientes en este balance, la magnitud de las pérdidas humanas generó una crisis humanitaria de gran escala en Gaza, con miles de familias afectadas por la destrucción de infraestructuras y viviendas.

La violencia también se extendió a Cisjordania, donde las tensiones entre palestinos y fuerzas israelíes habían estado en aumento. En esta región, el conflicto dejó 479 palestinos muertos, tanto armados como desarmados, y también 30 israelíes, incluyendo tanto civiles como militares. Las confrontaciones en Cisjordania agravaron aún más la situación, convirtiendo a todo el territorio palestino en un campo de batalla.

Con el conflicto en su punto más álgido, varios actores internacionales intentaron mediar para alcanzar una tregua o, al menos, para resolver la cuestión de los rehenes. Qatar, Egipto y Estados Unidos jugaron un papel clave en los esfuerzos diplomáticos, logrando en noviembre de 2023 un acuerdo temporal que permitió el intercambio de 100 rehenes israelíes por 300 prisioneros palestinos. Este intercambio fue visto como un paso simbólico hacia la desescalada, aunque insuficiente para resolver el conflicto de fondo, que seguía creciendo en intensidad.

El ataque de Hamás y la posterior guerra han cambiado profundamente no solo a Israel, sino también a sus vecinos inmediatos como Gaza y Líbano. En Israel, la sociedad quedó marcada por el trauma de las muertes, secuestros y el miedo constante a nuevos ataques. El país, que ya enfrentaba tensiones internas por divisiones políticas y sociales, se sumergió en una crisis aún mayor que afectó su estabilidad económica, con un fuerte impacto en sectores como el turismo, la inversión extranjera y el comercio.

Por otro lado, la situación en Gaza, con más de 42.000 muertos y una destrucción generalizada, dejó a la población sumida en una desesperación sin precedentes. La infraestructura del enclave estaba al borde del colapso, con acceso limitado a servicios básicos como agua, electricidad y atención médica. El conflicto también se sintió en otras partes de la región, especialmente en Líbano, donde Hezbollah, el grupo chií respaldado por Irán, ha estado observando de cerca los acontecimientos, aumentando la posibilidad de una expansión del conflicto.

Irán, considerado un aliado clave de Hamás y Hezbollah, ha jugado un papel central en este conflicto. El régimen de los ayatolás, liderado por Ali Khamenei, ha estado financiando y apoyando a estos grupos como parte de su ambición de consolidar su influencia en la región. Khamenei, en varios discursos públicos, ha llamado a la unidad de los países musulmanes contra Israel, subrayando que ni Hamás ni Hezbollah serían derrotados. Este respaldo no solo ha contribuido a la prolongación de la guerra, sino que también ha aumentado las tensiones entre Israel e Irán, que ya mantenían una relación hostil.

El conflicto también ha puesto en peligro los esfuerzos de normalización de relaciones entre Israel y varios países árabes, como los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, que habían dado señales de acercamiento en los últimos años. La creciente influencia de Irán en la región y el papel activo de Hamás y Hezbollah han generado un escenario de incertidumbre geopolítica, donde la posibilidad de una guerra más amplia parece cada vez más real.

El ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023 y las respuestas que siguieron han sumido a Oriente Medio en una de las crisis más graves de su historia reciente. Las profundas divisiones políticas, religiosas y territoriales, que datan de siglos atrás, siguen siendo la base de un conflicto que parece no tener un final claro. Mientras las tensiones entre Israel, Irán y otros actores regionales continúan aumentando, la comunidad internacional observa con preocupación cómo un conflicto que comenzó en las fronteras de Gaza amenaza con desestabilizar todo el Oriente Medio.

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