La CIA no contempla la posibilidad que Israel e Irán quieran "una guerra abierta"
Su director, William Burns, advierte que últimamente ha habido "errores de cálculo"
El director de la CIA, William Burns, ha afirmado que no considera que Israel e Irán quieran "una guerra abierta", si bien ha advertido de que podría haber "errores de cálculo", en medio del repunte de las tensiones en Oriente Próximo y en un momento en el que las autoridades israelíes sopesan su posible respuesta al ataque con misiles lanzado la semana pasada por las fuerzas iraníes.
"Hacemos frente aun peligro muy real de una mayor expansión regional del conflicto", ha dicho durante un acto en el estado de Georgia, en el que ha manifestado que la cúpula israelí está pensando "muy cuidadosamente" en cómo responder al ataque iraní.
Así, ha reiterado que un "error de cálculo" podría llevar a una espiral de conflicto y ha reseñado que "Oriente Próximo es un lugar en el que constantemente pasan cosas complicadas" , según ha recogido la cadena de televisión CBS.
Burns ha argumentado además que una combinación entre la cooperación a nivel de Inteligencia entre Estados Unidos e Israel y unos "fuertes" sistemas de defensa aérea permitieron a Israel hacer frente al ataque iraní de la semana pasada, en el que fueron lanzados alrededor de 180 misiles balísticos.
El Ejército israelí ha confirmado que varias de sus bases aéreas fueron alcanzadas en el ataque, si bien ha negado daños de relevancia y ha afirmado que no hubo impactos contra aviones o almacenes de armas. Sin embargo, ha rechazado dar detalles sobre el porcentaje de interceptaciones con el objetivo de "evitar dar a Irán y a Hezbolá información que les ayude a aprender lecciones".
En este sentido, Burns ha manifestado que dichos ataques revelaron algunas "limitaciones" en las capacidades militares de Teherán, si bien ha matizado que "eso no sugiere que esas capacidades no sean bastante potentes y algo que no sólo Israel, sino también Estados Unidos, ha de tomarse muy en serio".
Los ataques, en los que fueron lanzados cerca de 180 misiles balísticos, fueron descritos por Teherán como una respuesta a la muerte del líder del brazo político del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), Ismail Haniye, en un ataque en Teherán a finales de julio y la del secretario general de Hezbolá, Hasán Nasralá, en un bombardeo israelí contra la capital de Líbano, Beirut
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