El aterrador legado de Pablo Escobar: hipopótamos 'drogados' siembran el caos en Colombia

Uno de estos robustos mamíferos fue captado en video caminando tranquilamente por una carretera en Doradal, cerca de Puerto Triunfo

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Pablo escobar
Foto: Wikipedia Commons, Twitter @MiOriente

 

Un inquietante incidente en Colombia ha puesto nuevamente el foco en los llamados "hipopótamos de la cocaína", descendientes de los animales que el narcotraficante Pablo Escobar introdujo ilegalmente en la década de 1980. Uno de estos robustos mamíferos fue captado en video caminando tranquilamente por una carretera en Doradal, cerca de Puerto Triunfo, la noche del domingo. Los conductores, atónitos, se detuvieron para dejar pasar al imponente animal, que avanzó sin prisa hacia una zona boscosa cercana a la autopista entre Medellín y Bogotá.

Estos hipopótamos, conocidos popularmente como "hipopótamos de la cocaína" debido a su conexión con el imperio de drogas de Escobar, han escapado del control desde la muerte del capo en 1993. Escobar los había traído para crear un parque safari privado en su finca Hacienda Nápoles, pero tras su caída, los animales quedaron sin supervisión y comenzaron a reproducirse sin control.

 

 

El impacto de estos hipopótamos en el medio ambiente local es devastador. En su hábitat natural, el África subsahariana, los desechos de estos mamíferos gigantes proporcionan nutrientes beneficiosos para los ecosistemas fluviales. Sin embargo, en Colombia, los ríos y lagos no están preparados para procesar tales cantidades de desechos, lo que pone en peligro la fauna nativa, como los manatíes y las especies de peces. Además, se han registrado ataques a pescadores y otros seres humanos, lo que ha generado alarma entre las comunidades locales.

El Tribunal Administrativo de Cundinamarca ha ordenado recientemente la ejecución de estos hipopótamos en un plazo de tres meses, después de que otros intentos, como la esterilización o el traslado de los animales, no hayan logrado frenar su proliferación. A pesar de los esfuerzos por controlar la situación, el problema ha alcanzado una magnitud tal que las autoridades temen que la población pueda superar los 1,000 individuos si no se toman medidas inmediatas.

 

 

La situación ha generado un debate global sobre cómo manejar especies invasoras. Mientras que algunos defensores de la vida silvestre abogan por soluciones más humanas, como el sacrificio controlado o la reubicación en otros países, las autoridades colombianas parecen inclinadas hacia una solución más drástica, ya que el impacto ambiental y los riesgos para la vida humana continúan aumentando sin una solución definitiva a la vista.

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