Las nuevas autoridades de Siria declaran festivos el 25 y 26 de diciembre en Navidad
Lo anuncian tras las protestas de la comunidad cristiana por el incendio de un árbol de Navidad
Las autoridades instauradas en Siria tras la caída del régimen de Bashar en el Asad han anunciado que el miércoles y el jueves serán festivos, coincidiendo con las celebraciones de Navidad, tras las protestas de las últimas horas de la comunidad cristiana por el incendio de un árbol de Navidad en una ciudad del centro del país.
La oficina del primer ministro interino, Mohamed en Bashir, ha afirmado que el 25 y 26 de diciembre serán "festivos públicos", antes de ordenar a los ministerios y organismos públicos que autoricen a los funcionarios que disfruten de las vacaciones, según un comunicado publicado en su cuenta en la red social Facebook.
El anuncio tuvo lugar tras las protestas por el incendio de un árbol de Navidad en la localidad de Suqailabiyá, de mayoría cristiana y situada en la provincia de Hama, lo que fue registrado en un vídeo que circula en redes sociales y en las que se ve a personas enmascaradas incendiar el árbol.
Las autoridades lo han atribuido a elementos "indisciplinados" de una de las facciones del Mando Militar de Operaciones, que aglutina a yihadistas y rebeldes que estuvieron detrás del derribo de Al Assad, encabezados por Hayat Tahrir en el Sham (HTS).
Así, afirmaron que los responsables de quemar el árbol son rusos de la región de Chechenia y dijeron que serán castigados, tras las protestas en la localidad y otras zonas del país, incluidos los barrios de mayoría cristiana de la capital, Damasco , según el portal de noticias sirio Shaam Network.
Las nuevas autoridades en Siria aseguraron que protegerán los derechos de toda la población, incluidas las minorías, ante los temores de fundamentalismo y el hecho de que HTS está considerado un grupo terrorista por los lazos mantenidos en el pasado por su líder, Ahmed Husein al Shara, conocido como Abú Mohamed en el Golani, con Estado Islámico y Al Qaeda.
La ofensiva en Siria, lanzada el 27 de noviembre desde la provincia de Idlib, permitió a yihadistas y rebeldes tomar la capital, Damasco, y poner fin al régimen de la familia Al Asad, en el poder desde 1971 --primero con Hafez en el Asad (1971-2000) y después con su hijo, Bashar--, ante un repliegue constante de las tropas gubernamentales, apoyadas por Rusia e Irán.
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