La hija de Gisèle Pélicot sospecha que su padre la drogó también a ella para abusar de ella

Dominique Pélicot, de 72 años, fue condenado a 20 años de prisión tras ser encontrado culpable de drogar a su esposa, Gisèle Pélicot, también de 72 años, y permitir que al menos 83 hombres la violaran repetidamente durante un periodo de casi una década. Gisèle, quien pensó que sufría de Alzheimer debido a los constantes desmayos y lagunas mentales, fue víctima de estos abusos en su propia casa en Mazan, Francia. 

Ahora, Caroline Darian, hija de ambos, ha denunciado que pudo ser otra víctima de su padre, aunque no cuenta con pruebas concluyentes. Caroline sospecha que fue drogada y posiblemente abusada sexualmente por Dominique, luego de descubrir fotos en el ordenador de su padre en las que aparece inconsciente, vestida únicamente con ropa interior y una camisa.

Caroline ha relatado que, al ver las fotos, experimentó un episodio de disociación, enfrentándose a un profundo conflicto emocional por ser hija tanto de una víctima como del perpetrador. En una entrevista con la BBC, lo describió como un "monstruo" consciente de sus actos, reiterando que debería permanecer en prisión de por vida por representar un peligro. Esta experiencia la llevó a escribir un libro titulado I'll Never Call Him Dad Again, que se publicará el 14 de enero. En el libro narra el impacto devastador que estos eventos han tenido en su vida y su determinación de apoyar a otras víctimas que enfrentan situaciones similares sin la posibilidad de demostrar lo sucedido.

Gisèle Pélicot, según Caroline, se encuentra en proceso de recuperación tras la sentencia de Dominique. A pesar de las negaciones del condenado respecto a las acusaciones de abuso hacia su hija, Caroline se ha distanciado completamente de él, rechazando cualquier vínculo paternal y calificándolo únicamente como un criminal sexual. Por su parte, Dominique ha ofrecido una explicación distinta sobre las fotografías encontradas, pero su defensa no ha logrado mitigar la percepción pública de sus crímenes. Mientras tanto, Caroline se ha convertido en una voz activa para aquellas víctimas cuyas historias quedan silenciadas por falta de pruebas, transformando su trauma en una causa para visibilizar y combatir el abuso.