Monedero vuelve a Venezuela para blanquear una prisión donde se tortura a opositores

El catedrático de la UCM genera rechazo tras impartir una conferencia en la cárcel más cuestionada de Venezuela, conocida por sus torturas y violaciones a los derechos humanos

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Juan Carlos Monedero - EP

 

La reciente visita de Juan Carlos Monedero, profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y fundador de Podemos, al centro penitenciario El Helicoide en Caracas, Venezuela, ha desatado una oleada de críticas tanto desde la diáspora venezolana como de organizaciones de derechos humanos. El polémico viaje del catedrático para impartir una supuesta "conferencia magistral sobre derechos humanos" en una de las prisiones más cuestionadas del continente pone en entredicho su ética académica y personal, según denuncia SOS Venezuela.

El Helicoide no es solo una cárcel. Es el epicentro de denuncias internacionales por tortura, tratos crueles e inhumanos, y persecuciones a opositores políticos bajo la administración del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN). Allí, cientos de presos políticos han sufrido torturas físicas y psicológicas documentadas por organismos como Naciones Unidas, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Misión Internacional de Determinación de los Hechos de la ONU.

En este contexto, la visita de Monedero no solo ha sido vista como un acto de propaganda al régimen de Nicolás Maduro, sino como un gesto que legitima, bajo una fachada académica, a un Estado señalado de crímenes de lesa humanidad por la Corte Penal Internacional (CPI).

Una “conferencia” rodeada de escándalo

Según diversos reportes, Monedero acudió a El Helicoide para impartir una charla sobre derechos humanos a funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana. Además, se ofrecieron certificaciones a los asistentes, un hecho que las organizaciones firmantes del comunicado califican de “práctica servil y propagandística” al régimen de Maduro.

Lejos de abordar las graves violaciones documentadas en este centro, la intervención de Monedero parece haberse limitado a legitimar el relato oficial del gobierno venezolano, ignorando las atrocidades cometidas tras las puertas de esta prisión, conocida por los reclusos como “el infierno”.

“Es una afrenta a las víctimas y a los principios fundamentales de los derechos humanos. ¿Cómo puede un catedrático europeo avalar, con su presencia, un régimen represor?”, denunció una de las organizaciones firmantes del comunicado.

El Helicoide: un símbolo del horror

El Helicoide, concebido en sus inicios como un centro comercial futurista, se convirtió bajo el régimen de Maduro en un espacio de represión política. Alberga a más de 1.600 personas, entre ellas menores de edad, adultos mayores y personas con discapacidades. Testimonios de sobrevivientes han revelado actos de tortura sistemática, desde agresiones físicas hasta abusos psicológicos.

El SEBIN, responsable de su administración, ha sido señalado por la Misión Internacional de Determinación de los Hechos de la ONU como un organismo que ejecuta crímenes de lesa humanidad. En este contexto, cualquier actividad que no incluya supervisión internacional y acciones correctivas reales es percibida como un intento de encubrir las violaciones sistemáticas que ocurren en este lugar.

Críticas a la Universidad Complutense

El comunicado firmado por la diáspora venezolana y otras organizaciones también cuestiona el papel de la Universidad Complutense de Madrid, que hasta el momento no se ha pronunciado sobre las acciones de Monedero. “Es inadmisible que un catedrático utilice su posición académica para avalar un régimen que comete crímenes de lesa humanidad. ¿Es este el tipo de referentes que quiere formar la Complutense?”, señala el texto.

El comunicado exige a la universidad que tome medidas inmediatas contra Monedero, quien, según los firmantes, estaría utilizando su estatus académico para “lavar la cara” de un régimen represivo y ser cómplice de una narrativa que silencia a las víctimas.

Doble moral y comparación histórica

Los firmantes no dudaron en establecer paralelismos históricos contundentes. “¿Consentiría la Complutense que un catedrático defendiera a la Gestapo o impartiera conferencias sobre derechos humanos para sus agentes? ¿Por qué entonces se permite este silencio cómplice frente a un régimen que perpetra crímenes de lesa humanidad?”, se preguntan.

Para la diáspora venezolana, lo que está en juego no es solo la reputación de Monedero, sino la de la propia universidad, a la que apelan para que defienda los valores de justicia, verdad y reparación.

¿Legitimidad o propaganda?

La visita de Juan Carlos Monedero a El Helicoide deja tras de sí un rastro de indignación y cuestionamientos éticos. Mientras las víctimas de la represión en Venezuela siguen esperando justicia, actos como este parecen alejar aún más la posibilidad de una reparación real y refuerzan la narrativa de un régimen que utiliza la fachada de los derechos humanos para perpetuar sus abusos.

En un momento en el que Venezuela se encuentra bajo la lupa de la comunidad internacional, la pregunta sigue siendo: ¿qué busca Monedero con esta visita? Y, sobre todo, ¿por qué calla la Complutense?

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