Alto al fuego entre Congo y Ruanda: ¿Qué está pasando en el centro de África?

La ONU reportó 900 asesinados recientemente en manos del grupo rebelde M23

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El grupo rebelde M23 ha protagonizado un nuevo episodio de violencia en la República Democrática del Congo con la captura de Goma, una ciudad de dos millones de habitantes situada en el este del país. Foto: Europa press

 

El grupo rebelde M23 ha protagonizado un nuevo episodio de violencia en la República Democrática del Congo con la captura de Goma, una ciudad de dos millones de habitantes situada en el este del país. La ofensiva, que se ha saldado con al menos 900 muertos según cifras de la ONU, ha generado una oleada de desplazamientos masivos y ha puesto en alerta a la comunidad internacional. Las fuerzas rebeldes avanzan hacia Bukavu, lo que ha despertado el temor de que el conflicto pueda extenderse a otras regiones.

El lunes, el M23 anunció un alto al fuego con el argumento de razones humanitarias. Sin embargo, el grupo niega tener intenciones de capturar Bukavu, una afirmación que contrasta con su constante avance. Lawrence Kanyuka, portavoz del M23, aseguró que el objetivo de los rebeldes es proteger a la población, aunque las cifras de víctimas y desplazados indican lo contrario. Mientras tanto, el gobierno congoleño no ha emitido comentarios oficiales inmediatos sobre la situación.

El avance del M23 ha impulsado la organización de una cumbre conjunta de los bloques regionales del sur y este de África, en la que se espera la participación de los presidentes de la RDC y Ruanda. La comunidad internacional observa con preocupación el conflicto, recordando que en 2012 el M23 tomó Goma y se retiró tras una intensa presión diplomática. La pregunta que ahora queda en el aire es si la historia se repetirá o si esta vez el desenlace será distinto.

El conflicto en el este del Congo está marcado por complejas tensiones étnicas y políticas. El M23 asegura que su lucha es por la defensa de los tutsis congoleños, mientras que el gobierno de Ruanda ha sido acusado por la ONU de respaldar a la milicia con unos 4.000 soldados. Al mismo tiempo, Kigali acusa a Kinshasa de permitir la integración de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) en su ejército, un grupo formado por hutus refugiados tras el genocidio de 1994. Estos factores han convertido la región en un polvorín en constante peligro de explosión.

El este del Congo es una región rica en minerales clave para la tecnología mundial, como el coltán y el cobalto. Esta riqueza ha sido, paradójicamente, una de las principales razones de la inestabilidad crónica que asola la zona, ya que numerosos grupos armados han luchado por el control de estos recursos. La relación entre la explotación de minerales y la guerra es innegable, y muchos analistas consideran que la violencia en la región es alimentada por intereses económicos tanto internos como externos.

 

El costo humano de la guerra

Mientras los líderes políticos y militares deciden el destino de la región, la población civil es la más afectada. Las morgues de Goma están llenas, y los testimonios de los supervivientes reflejan el horror del conflicto. Miles de personas han huido hacia Ruanda y otras zonas buscando refugio, dejando atrás hogares destruidos y familias rotas. La crisis humanitaria sigue en aumento, con necesidades urgentes de asistencia para los desplazados y víctimas de la violencia.

 

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