Elon Musk afianza a SpaceX en el corazón de la defensa estadounidense

La compañía de Elon Musk se impone a Boeing, Lockheed Martin y Blue Origin en la Fase 3 del programa espacial del Pentágono

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Un cohete Falcon 9 de SpaceX (archivo) - Europa Press

 

SpaceX ha sido seleccionada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos como contratista principal para la tercera fase del programa nacional de lanzamientos espaciales militares. El contrato, valorado en 5.923 millones de dólares (alrededor de 5.500 millones de euros), supone un hito para la empresa fundada por Elon Musk y la consolida como pieza clave en la estrategia de seguridad espacial de Washington.

Un nuevo reparto de poder en la industria aeroespacial

La adjudicación no solo implica una inversión millonaria, sino una redistribución profunda del equilibrio de poder entre los principales actores del sector. SpaceX ha pasado a liderar con el 60 % del total de misiones asignadas, desplazando a compañías históricamente dominantes como United Launch Services —una alianza entre Boeing y Lockheed Martin— y superando ampliamente a Blue Origin, de Jeff Bezos.

De forma significativa, United Launch Services apenas ha recibido 5,3 millones de dólares en esta fase, lo que marca un retroceso notable en su participación en programas gubernamentales. Blue Origin, por su parte, ha obtenido un contrato de 2.386 millones de dólares, reflejando cierto avance, pero aún a gran distancia de SpaceX.

Tecnología y misiones estratégicas

El programa contempla el uso de los cohetes Falcon 9 y Falcon Heavy de SpaceX, junto con el Vulcan de United Launch Alliance y el New Glenn de Blue Origin. Las misiones estarán centradas principalmente en el lanzamiento de satélites militares de gran peso, incluidos aquellos utilizados para inteligencia y vigilancia por parte de la Oficina Nacional de Reconocimiento.

Además del servicio de lanzamiento, el contrato otorgado a SpaceX incluye tareas de alto valor estratégico como misiones especiales, análisis de misión, estudios de integración técnica, resolución de anomalías y acceso completo a los datos de vuelo de los cohetes utilizados. Esto convierte a SpaceX no solo en proveedor de transporte orbital, sino en socio operativo directo del Departamento de Defensa.

El ascenso imparable de SpaceX

Desde que en 2015 se abriera la competencia para contratos gubernamentales, SpaceX ha ido ganando terreno progresivamente frente a los actores tradicionales. Su eficiencia operativa, menor coste por lanzamiento y capacidad tecnológica han sido factores determinantes en este nuevo reparto. En menos de una década, ha pasado de ser un aspirante disruptivo a convertirse en el principal socio espacial del gobierno estadounidense.

El propio Elon Musk ha celebrado el resultado en su red social X, donde ha afirmado que “ganar el 60 % de las misiones puede sonar generoso, pero la realidad es que todos los competidores de SpaceX combinados no pueden aportar el 40 % restante”. La declaración pone en evidencia el dominio técnico y operativo alcanzado por la compañía en el ecosistema aeroespacial.

Consecuencias estratégicas

El contrato tiene implicaciones que van más allá del ámbito económico o tecnológico. En un momento en el que el espacio se ha convertido en un dominio clave en la competencia geopolítica global, Estados Unidos refuerza su presencia a través de una alianza sin precedentes con el sector privado. El liderazgo de SpaceX, una empresa de carácter marcadamente personalista, plantea también interrogantes sobre el equilibrio entre poder corporativo y control estatal en áreas críticas de la defensa nacional.

Un futuro militar cada vez más privado

Con esta adjudicación, SpaceX se consolida como un pilar fundamental de la arquitectura de defensa espacial estadounidense. Su participación ya no se limita al lanzamiento de satélites: ahora ocupa un lugar central en la planificación, ejecución y supervisión de misiones clave. El espacio, cada vez más militarizado, se convierte así en el nuevo terreno donde las capacidades tecnológicas privadas determinan la soberanía y el liderazgo global.

Este contrato representa no solo una victoria empresarial, sino un cambio de era. Elon Musk ha llevado a SpaceX del laboratorio al campo de batalla estratégico, redefiniendo el papel de la empresa privada en la seguridad nacional de Estados Unidos.

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