Hungría legaliza la represión: Orbán prohíbe el Orgullo y amenaza con retirar la ciudadanía a disidentes
El Parlamento húngaro aprueba una enmienda constitucional que criminaliza las marchas LGBTQ+, permite el uso de reconocimiento facial y refuerza el autoritarismo de Viktor Orbán
El Parlamento de Hungría ha aprobado una controvertida enmienda constitucional que, según activistas y organizaciones de derechos humanos, representa un grave retroceso en las libertades civiles del país. La medida, impulsada por el primer ministro Viktor Orbán y su partido Fidesz, prohíbe las marchas del Orgullo LGBTQ+, autoriza el uso de reconocimiento facial para identificar a los asistentes y permite la suspensión de la ciudadanía a personas con doble nacionalidad consideradas una amenaza para la seguridad nacional .
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La enmienda también establece constitucionalmente la existencia de solo dos sexos, negando el reconocimiento legal a las identidades de género diversas. El gobierno justifica estas medidas como una forma de proteger a los menores de la "propaganda sexual", pero críticos argumentan que se trata de una estrategia para consolidar el poder y reprimir la disidencia .
La aprobación de esta enmienda ha generado protestas tanto dentro como fuera de Hungría. Organizaciones como el Comité Húngaro de Helsinki y Amnistía Internacional han denunciado que estas leyes buscan infundir miedo y suprimir los derechos fundamentales . Además, la Comisión Europea ha expresado su preocupación, recordando que el derecho a la manifestación pacífica es un pilar fundamental de la Unión Europea.
A pesar de la prohibición, los organizadores del Orgullo de Budapest han anunciado su intención de seguir adelante con la marcha prevista para el 28 de junio, calificando las acciones del gobierno como "fascismo" disfrazado de protección infantil.
Esta enmienda es la decimoquinta modificación constitucional desde que Fidesz asumió el poder en 2011, lo que refleja una tendencia hacia el autoritarismo y el debilitamiento del Estado de derecho en Hungría. La comunidad internacional observa con preocupación estos desarrollos, que podrían tener implicaciones significativas para la cohesión y los valores fundamentales de la Unión Europea.
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