La misa de Palestrina que salvó el canto polifónico en la Contrarreforma
Stile Antico presenta su grabación de la mítica Missa Papae Marcelli
El grupo vocal radicado en Londres Stile Antico ha cerrado su trilogía en torno a las grandes figuras del Renacimiento con un disco dedicado al gran Giovanni Pierluigi da Palestrina. Este proyecto tuvo su inicio en 2020 con la publicación del primer volumen de música sacra de Josquin des Prez, y continuó en 2022 con otro centrado en piezas clandestinas para la liturgia católica de William Byrd. Para esta ocasión, el conjunto ha elegido una de las piezas más conocidas de Palestrina como es la Missa Papae Marcelli, un título que ha pasado a la historia por la controversia y las leyendas que la acompañan. Adicionalmente, el disco incluye una serie de motetes que completan una visión panorámica de la creación del autor.
Nacido hacia 1515, Palestrina está considerado como una de las cumbres de la música vocal renacentista. Se suele fijar como el comienzo de su carrera profesional el año 1544, cuando asume el puesto de organista y director de coro en su ciudad natal, Palestrina, situada cerca de Roma. En poco tiempo su fama como músico creció de tal manera que en 1551 fue llamado a Roma y se le confió la dirección y formación musical de los niños cantores de la Basílica de San Pedro, y enseguida fue ascendido a director del coro. Tras dedicarle al papa Julio III su primer volumen de misas a cuatro voces, recibió de éste en 1554 la designación como miembro de la capilla papal.
Precisamente, las relaciones de Palestrina con la curia romana dieron lugar a su archiconocida Missa Papae Marcelli y a la historia que lleva asociada, que incluso se convirtió en el argumento de la ópera Palestrina de Hans Pfitzner, estrenada en 1917. Y es que tradicionalmente se ha llegado a considerar que al componer esta pieza Palestrina salvó la música polifónica de los supuestos intentos de la Iglesia de acabar con ella. Todo este embrollo se origina en dos sesiones del Concilio de Trento, que tuvieron lugar en 1562 y 1563, en las que se debatió sobre la música en la liturgia. En concreto, se plantearon dos cuestiones, por una parte, la posibilidad de prohibir la adaptación de música secular introduciendo letras relativas al culto, y, por otra, reflexionar si la complejidad de la música polifónica impedía que los feligreses pudiesen entender los los textos sagrados. Hay que tener en cuenta que a medida que el canto polifónico evoluciona, la superposición de cada vez más voces crea un entramado melódico que dificulta en gran medida entender las palabras de la letra. De hecho, es la misma crítica que llevó a los miembros de la Camerata Florentina a defender el canto monódico en la música barroca.
La leyenda en torno a esta pieza afirma que gracias a ella Palestrina “salvo” la polifonía de ser prohibida, al mostrarle en 1565 al cardenal Carlo Borromeo que se podía hacer polifonía cuyo texto resultase inteligible y además dentro de una música de singular belleza, cumpliendo con los principios que defendía la Contrarreforma. En otras palabras, demostró que se podía crear música polifónica digna de la casa de Dios, libre de todo lo considerado lascivo e impuro, y en la que se podían entender los mensajes piadosos de la letra. No obstante, estudios recientes ponen en cuestión la veracidad de esta bella historia. En primer lugar, se ha argumentado que esta misa fue compuesta mucho antes de que los cardenales iniciarán el debate relativo a la música sacra. Por otro lado, no hay constancia en ningún documento oficial de que el Concilio de Trento llegase a prohibir ningún tipo de música.
La Missa Papae Marcelli ha sido descrita con gran sentido del humor por el musicólogo americano Leon Plantinga como la “Mona Lisa de la música, una celebrada atracción turística que la gente sofisticada debe evitar”. Con esto quiere indicar que es una de las piezas más recurrentes y más debatidas de la historia de la música. Se trata de una misa a seis voces dedicada al papa Marcelo II, cuyo mandato duró tan solo tres semanas en 1555. Podría haber sido compuesta en 1562, según investigaciones recientes.
El disco de Stile Antico presenta las cinco partes de la pieza -comunes a todas las misas renacentistas-, Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus & Benedictus y Agnus Dei, intercaladas con una serie de motetes de la abundante creación de Palestrina, a cuatro, cinco, seis voces e, incluso, a doce, en el caso de Laudate Dominum in tympanis. Además se incluye el ofertorio a cinco voces Assumpta est Maria. La versatilidad de este ensemble compuesto por doce profesionales, y que, curiosamente, carece de la figura del director, le permite adaptarse con solvencia a las necesidades expuestas por los distintos tipos de piezas.
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