Erik Harley denuncia la especulación urbanística en España (“Pormishuevismo”)

Harley pone en solfa los nombres más sobresalientes de la especulación urbanística habida en España en el último medio siglo y detalla algunos de sus “pelotazos” más significativos.

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Pormishuevismo

 

Erik Harley es un urbanista de poco más de treinta años que inventó el término “pormishuevismo” para denominar un “falso movimiento artístico que busca trascender lo real mediante el impulso constructivo de lo absurdo e irracional”. Algo que se ha empeñado en denunciar con una intensa actividad periodística y literaria de la que el libro que lleva como título ese mismo término (“Porsmishuevismo”, Blackie Books) constituye un buen ejemplo.

 

“Entre urbanizable y no urbanizable solo hay dos letras y una buena comisión” dice el autor como expresión de cómo pueden ejecutarse algunos, no pocos, gigantescos pelotazos que han venido dañando el paisaje y la calidad de vida muchas ciudades y pueblos de nuestro país. Y lo ejemplifica con los nombres de una serie de responsables de tales desaguisados, entre los que hay una nutrida representación de las más diversas actividades. Desde luego y en primer lugar, los mismos técnicos, algunos, como Calatrava “arquitecto e ingeniero, pero sobre todo un esteta que defiende la negación absoluta del funcionalismo” y ”el mejor artistas pormishuevista que existió”, autor de 39 puentes, trece de ellos en España; Frank Gehrry, Rafael Moneo, Zasha Hadid o Norman Foster, dóciles servidores de la obsesión de productores de vinos por bodegas arquitectónicamente monumentales” o el cubano Argilagos, autor del museo Balenciaga de Getaria en connivencia con su pareja, el alcalde Camio del PNV.

 

Cita a numerosos políticos, tal Consuelo Ciscar, responsable de tres desaguisados: la Bienal de Valencia, la Ciudad de Artes Escénicas de Sagunto y la peor década del Instituto valenciano de Arte Moderno, y a la que califica de excéntrica, grosera, visceral, ambiciosa y unas cuantas cosas más (y critica por su cabello teñido de rojo”, que sin embargo reconoce que no fue una de las causa de su condena por prevaricación y malversación...).

 

Por supuesto hay muchos empresarios y promotores: José María Ruiz Mateos, “padre indiscutible de la performance pormishuevista de nuestro país”, del que recuerda sus numerosos pelotazos económicos y reseña su intervención en las Torres de Jerez/Colón de Madrid; el barcelonés Jesús Ger, creador de Marina d’Or y de un balneario sin aguas termales y a quien la crisis de 2008 dejó con una deuda 540 millones de euros; Jesús Gil “patrón indiscutible del trapicheo nacional”, cuyo proyecto de estadio Wanda Metropolitano fue “consecuencia de un pelotazo urbano” para la construcción de 3.400 viviendas y del que sugiere la sospecha de que su muerte fue simulada; o Paco el Pocero, el promotor de 13.500 viviendas en Seseña, cuyo proyecto quedó paralizado a menos de la mitad por la crisis y por su muerte.

 

No faltan otros proyectos fantasiosos, tales los habidos en Extremadura: el intento de crear una marina en el embalse de Valdecañas, pese a ser reserva de la naturalezay el Elysium City, pretendido macroespacio de ocio en La Siberia pacense; o en Castellón, con un aeropuerto construido sin permiso para la navegación aérea.

 

También incorpora Harley algunos nombres que merecen su aprobación: el mallorquín Josep Ferragut, arquitecto municipal de Pollensa, que se negó a compatibilizar su tarea de funcionario con la de arquitecto particular y firmó dos proyectos relevantes: la restauración de la Porciúncula o “Iglesia de Cristal” y la sede central de GESA, pero cuya ejecutoria quedó cercenada por su oscuro asesinato. Y también Benidorm, “la “ciudad con más rascacielos por habitante del mundo” de la que “tampoco hay que pensar que es la panacea del ecologismo, pero no me atrevería jamás a afirmar que se trata de un municipio feo” y de cuyo principal promotor, el durante muchos años alcalde Pedro Zaragoza, dice que fue “alguien que supo anticiparse y entender de forma magistral la relación entre relato, turismo y economía”.

 

Punto final con la reivindicación de la primera española que se atrevió a lucir públicamente un bikini. Fue Beatriz Ledesma cuya foto, por desgracia demasiado pequeña, incluye Harley en su libro.

 

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